“Junto a los Países Bajos estamos entablando conversaciones con la Federación Rusa tras nuestra posición conjunta del 25 de mayo de 2018 respecto a la responsabilidad del estado ruso por su papel en el derribo”, dijo la ministra de Asuntos Exteriores, Marise Payne, en un comunicado.
El avión, que viajaba entre Amsterdam y Kuala Lumpur, fue abatido el 17 de julio de 2014 con un misil tierra-aire de fabricación rusa disparado desde la zona en conflicto del este de Ucrania controlada por milicias separatistas prorrusas, según la investigación oficial. Tras la publicación el año pasado del informe del Equipo de Investigación Conjunta (JIT), Países Bajos y Australia, los países desde los que procedían mayoritariamente las víctimas, responsabilizaron formalmente a Rusia de “participar” en el derribo del MH17.
Payne celebró como “un paso adelante” el último informe del JIT, que el mes pasado identificó a tres rusos y un ucraniano como responsables del lanzamiento del misil, y anunció que presentará cargos contra los sospechosos en los Países Bajos.
“El gobierno australiano sigue estando resuelto en su compromiso de conseguir que se rindan cuentas por el derribo y se haga justicia a las víctimas y a sus seres queridos”, añadió el comunicado. Coincidiendo con la efeméride, familiares de víctimas australianas se concentraron delante del consulado ruso en Sídney, donde dejaron tarjetas negras con los nombres de los fallecidos y leyeron una carta en la que reclaman a Moscú que cese sus “negativas y mentiras”.
La Embajada rusa en Australia reiteró sus “profundas condolencias a las familias y allegados de las víctimas de este terrible crimen”, en un mensaje en su cuenta de Twitter.
Rusia ha negado rotundamente los dos principales argumentos de la comisión de investigación: que el misil que abatió el aparato fuera lanzado desde una zona controlada por los separatistas prorrusos y que la lanzadera hubiera sido transportada desde Rusia, donde habría sido trasladada de vuelta tras la catástrofe, según el JIT.