El médico de Lambert, Vincent Sánchez, informó a su familia por correo electrónico que tenía la intención de comenzar a quitar las sondas de nutrición e hidratación artificial que lo mantienen con vida, siguiendo un fallo de la Corte de Casación francesa del pasado viernes.
Vincent Lambert, de 42 años, ha estado en estado vegetativo desde que sufrió un accidente automovilístico en 2008. Desde entonces, su familia se ha desgarrado sobre su caso.
Su esposa estaba a favor de que se le deje de suministrar el tratamiento que lo mantiene con vida, mientras que sus padres, católicos fervientes, luchaban por mantenerlo conectado a las sondas.
Su esposa, Rachel, que es su tutora legal según la ley francesa, ha sostenido que su marido había dejado claro antes del accidente que no querría que se le mantuviera con vida artificialmente, pero él nunca lo puso por escrito.
Múltiples evaluaciones médicas a lo largo de los años ordenadas por los tribunales han concluido que Lambert, un antiguo enfermero psiquiátrico, no tiene ninguna posibilidad de recuperarse y que su estado vegetativo es irreversible.
Los médicos del hospital de Reims, en el norte de Francia, donde está internado, han hecho cinco intentos de quitarle el soporte vital antes de verse obligados a restablecerlo tras fallos judiciales obtenidos por los padres de Lambert.
El último intento de quitarle las sondas que lo alimentan e hidratan se hizo en mayo de este año, pero la decisión fue revocada por un tribunal de apelaciones de París.
Lea más: Papa pide “proteger la vida” en alusión al caso del francés Vincent Lambert
El Comité de Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU también ha pedido a Francia que mantenga vivo a Lambert mientras lleva a cabo su propia investigación sobre su caso, una petición que el gobierno francés ha rechazado por no ser vinculante.
En un fallo, que según los abogados de su esposa es definitivo, la Corte de Casación de Francia dictaminó el viernes pasado que el soporte vital podía ser apagado.
Este proceso, que será acompañado de una sedación progresiva, está previsto por una ley de 2016 que prohíbe la eutanasia y el suicidio asistido en Francia pero autoriza que se deje de administrar un tratamiento en caso de “obstinación irrazonable”.