“Estoy conmocionada por la presunta tortura del capitán Acosta Arévalo, y porque el trato al que fue sometido mientras estaba en custodia puede haber sido la causa de su muerte”, indicó Michelle Bachelet en un comunicado.
“Recuerdo a las autoridades venezolanas que son responsables de la vida y de la integridad física y psicológica de todas las personas privadas de libertad”, añadió.
Según la oficina del Alto Comisionado, el capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo fue detenido el 21 de junio por individuos armados no identificados, antes de ser dado por desaparecido durante una semana.
“Dado que su familia y sus abogados no fueron informados sobre su paradero, a pesar de las reiteradas solicitudes, su caso puede constituir una desaparición forzada, prohibida por el derecho internacional”, según la oficina del Alto Comisionado.
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El 28 de junio el capitán fue presentado ante un tribunal militar, junto a otros cuatro oficiales y dos exresponsables de seguridad, acusados de conspirar para asesinar al presidente Nicolás Maduro.
Éste, citando al abogado de Acosta Arévalo, señaló que fue presentado ante el juez “en una silla de ruedas”, era incapaz de hablar y mostraba señales de tortura.
El juez lo envió a un hospital militar, donde murió en las primeras horas del 29 de junio.
“A pesar de las numerosas solicitudes, ni su familia ni su abogado tuvieron acceso a su cuerpo”, dijo la oficina de Bachelet.
La expresidenta de Chile, quien fue torturada por la policía política del dictador chileno Augusto Pinochet en la década de 1970, visitó Caracas entre el 19 y el 21 de junio.