El sombrero diseñado por Eric Javits, de color negro con una banda blanca pegada al ala, cubría los ojos y casi la mitad del rostro de Melania Trump, y fue lo más comentado a nivel estilístico en un día de enero en que predominaba la ropa sobria y las cabezas descubiertas.
Melania se había posicionado junto a su hijo Barron, de lejos el más alto de todos los invitados, y no hizo el menor esfuerzo por recolocarse el sombrero para que se le pudieran ver los ojos.
Cuando su esposo entró en la sala en medio de una gran ovación, Trump se acercó en primer lugar a su esposa para besarla en la mejilla, pero se topó con el ala dura del sombrero.
Melania, impertérrita, no se inmutó y el beso de Trump se quedó en el aire, sin llegar a destino.