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Rocío Martínez Díaz tiene 41años, es de la ciudad de Capiatá y vive hace 15 años en España con su hijo llamado Santiago. El 7 de enero de 2008 salió de nuestro país buscando mejores horizontes y hoy, luego de mucho trabajo y esfuerzo, es la propietaria de un restaurante llamado Madame Ramen, cuya carta ofrece comida asiática en pleno centro de Barcelona.
En comunicación con ABC Digital, Rocío Martínez contó sobre cómo se dio su ida a la Madre Patria. “Surgió mi viaje disponiéndose a mejorar mi pasado y labrar un futuro mejor, tanto para mí y para mi hijo, que en aquel entonces tenía 5 años, y se quedó con su padre. Mi situación económica no pasaba por un buen momento y, sobre todo, tenía ganas de progresar. Tenía trabajo en un colegio en aquel momento, pero el salario no daba más que para pagar las cuotas del terreno y algo más, y por eso decidí salir de mi querido Paraguay, fue 7 de enero del 2008″, recordó nuestra entrevistada.
“El restaurante Madame Ramen se abrió un 26 de setiembre de 2016. Nos especializamos en la comida asiática con fusión andaluz. Tenemos varios tipos de comida asiática, empezando por el ramen que es de origen japonés”, expresó Rocío Martínez al tiempo de destacar: “Ofrecemos Yakisoba, de la gastronomía japonesa y china. Arroz al curry, que es de India. Los pokes son de la gastronomía de Hawái y Torrezno de pulpo es un plato andaluz. También Gyozas y muchos platos más que tenemos”.
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Rocío Martínez y el sueño de una migrante
Pero antes de abrir su local gastronómico, Rocío Martínez pasó por momentos de mucha nostalgia y trabajó con una familia española que la acogió como parte de ella.
“Despedirme de mi hijo fue lo más doloroso para mí, su mirada llena de ternura y de inocencia. Al despedirse me abrazó y me dijo: ‘Mami, no llores’. Esas palabras me tocaban el corazón, solo esperaba llegar a España y lo hice sin ningún contratiempo, tomé un taxi en Barcelona y le di la dirección dónde debía llegar y ahí me estaba esperando mi madre. La abracé y lloramos con dos locas y ahí empecé a extrañar a mi hijo y lloraba más y más sin parar, ¡y así estuve 2 días hasta que empecé a trabajar!”, siguió contando Rocío Martínez Díaz.
“Me presenté a la entrevista y ese momento ya me dijeron si quería empezar y yo dije que sí, porque solo quería ocupar mi mente y mi día, y poder recaudar dinero y pagar las cuentas que tenía encima. Tuve la gran suerte de encontrar a esta familia que me acogió como si fuera parte de ella, nunca me hicieron sentir una empleada, al contrario, me trataban como familia; siempre comíamos todos juntos, reíamos y hablábamos. Trabajaba con ellos de lunes a viernes de 8.00 a 17.00 y los fines de semana trabajaba otro lado, nunca paraba de trabajar. Así ocupaba mi mente y mi tiempo y a la vez hablaba cada día con mi hijo por teléfono fijo. ¡Así trabajé durante 12 años con esta hermosa familia mía en España!”, continuó relatando Rocío Martínez sobre su vida en el Viejo Continente.
“Las noches que tenía libre salía con amigas y teníamos unos amigos españoles que se dedicaban a la hostelería. Hasta que un día empecé a soñar y decirme a mí misma: ‘Qué tal si yo abro un restaurante’, ‘¿Por qué no?’, ‘Soy tan luchadora y guerrera ¿y por qué no podría?’”, relató Rocío Martínez para luego seguir: “Pasaron meses y meses hasta que un día conté lo que anhelaba tanto a mis jefes y ellos se emocionaron y me dijeron: ‘Claro que sí lo vas a lograr, sin dudas tienes nuestro apoyo’. Luego comenté a un amigo y él más que contento y me dijo: ‘Dime qué necesitas para cumplir ese sueño, yo te ayudo, y este gran amigo mío me conocía bien, sabía que yo era una mujer muy trabajadora y que adoraba mi familia y que por ello sería capaz de luchar como una leona”.
Rocío Martínez: “No fue fácil”
Rocío Martínez quería abrir un local diferente, único, que llegue a todo público, y empezó el plan de montar un restaurante. “No fue fácil pero tampoco fue imposible, se montó y mis amigos me facilitaron los proveedores que yo necesitaba y así fui hablando con cada uno de ellos para que me proveen los productos frescos, en el día a día así, como verduras, carnes, pescados, pollos, etcétera. Y buscamos los cocineros profesionales para lo que teníamos en mente, contratamos a tres chicos filipinos, uno de ellos es el chef y también tenía una camarera que trabajaba de día, porque yo solo podía trabajar de noche porque seguía trabajando con la familia”.
“Trabajé tanto en mi restaurante y con la familia durante los primeros cuatro años que se abrió Madame. Me costó mucho dejar aquella familia que a la vez era mi familia también, pero ya no pude compaginar más mis tiempos”, aseguró Rocío Martínez, quien feliz nos dijo: “Tenemos mucha gente, es un éxito total, hay mucha cola esperando a tener un turno. Yo atiendo a la gente, me encanta servir y ver a mis clientes comer tan a gusto y me orgullece escuchar sus agradecimientos por la rica comida que servimos”.
“Ahora llevo dos años solo dedicándome a mi restaurante con mi hijo Santi, que lleva 3 años viviendo conmigo, apenas terminó el colegio vino y estudia una carrera y trabaja conmigo. ¡Y ahora mis jefes son mis mejores clientes! ¡Nunca hemos dejado de visitarnos y ellos siempre vienen a comer en Madame Ramen!”, señaló con orgullo Rocío Martínez al tiempo de recordarnos: “Mi local queda en Barcelona, en pleno centro, en La Rambla del Raval”.
A Rocío le encantaría abrir un restó en nuestro país
Y antes de despedirse, nuestra compatriota dijo nostálgica: “De Paraguay extraño mucho a mi madre, que cuando yo llegué a España ella se volvió otra vez a Paraguay. Y extraño a mis amigos”.
Por último, ante la consulta si le gustaría abrir un restaurante en tierra guaraní, Rocío Martínez expresó: “Me encantaría ir a abrir un Madame 2, ¡sería muy afortunada! Pero con la inseguridad que ahora se vive en Paraguay, eso te destroza el corazón. ¡Ojalá cambie la situación y no haya más tanta delincuencia, tanto robo, por sobre todo!”.