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Perfecto para pizzas, ensaladas y todo tipo de horneados, esta delicia tiene también detractores. El queso azul tiene una historia larga y rica, que se remonta a siglos atrás. Se cree que apareció por primera vez de forma accidental, cuando el moho que crecía naturalmente en las cuevas francesas se incorporó al queso.
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Este tipo de queso se ha producido en diversas regiones del mundo, cada una dejando su huella única en la variedad que producen. Así, variedades como el Roquefort, el Gorgonzola y el Stilton han conquistado diferentes mercados, y cada una ha aportado matices únicos al paladar.
Proceso de elaboración del queso azul
El proceso de elaboración del queso azul es meticuloso y requiere condiciones específicas para garantizar su sabor característico. Todo comienza con la inoculación del queso con cultivos de moho Penicillium, los cuales desarrollan sus vetas características en el interior.
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Durante el proceso de envejecimiento, los quesos son pinchados con agujas para permitir que el aire penetre y el moho crezca correctamente, dando lugar al sabor intenso y cremoso que lo distingue.
El queso azul es famoso por su sabor robusto y complejo que a menudo se describe como picante y salado, con notas afrutadas y terrosas. El aroma penetrante también es distintivo, derivado del crecimiento del moho que no solo le da sabor, sino que también contribuye a su textura suave y untuosa.
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Es precisamente este perfil de sabor y aroma el que lleva a muchos a huir y a otros a deleitarse con su riqueza.
Beneficios nutricionales del queso azul
Aunque el queso azul es un alimento rico en grasas, aporta beneficios nutricionales significativos. Es una fuente excelente de calcio y fósforo, esenciales para la salud ósea, además de proporcionar vitamina A y D, importantes para diversas funciones corporales.
También contiene proteínas de alta calidad y niveles moderados de sodio, un factor a considerar para quienes deben vigilar su consumo de sal.
Además, el queso azul es increíblemente versátil en la cocina. Podés desmenuzarlo en ensaladas para agregarles un toque vibrante, derretirlo en salsas para acompañar carnes o simplemente disfrutarlo solo con un buen vino dulce o un oporto robusto que complemente su sabor.
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También combina bien con frutas como las peras y las uvas, que contrastan maravillosamente con su intensidad.
Es natural que un sabor tan audaz genere opiniones diversas. Para algunos, el queso azul es un deleite adquirido que requiere tiempo para apreciarse plenamente.
Para otros, su olor y sabor son demasiado abrumadores. En cualquier caso, pocas personas se mantienen neutrales ante el queso azul, demostrando cómo un simple alimento puede evocar sentimientos tan fuertes.