Primavera: cómo cocinar con flores, una guía completa

¿Querés cocinar con flores? Exploraremos las flores comestibles más comunes, sus beneficios y las maneras de incorporarlas a tus recetas.

Flores comestibles.
Flores comestibles.

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El uso de flores en la cocina no solo añade un toque de sofisticación y color a tus platos, sino que también proporciona sabores únicos e intensos. Aunque esta práctica es común en muchas culturas, su popularidad ha ido en aumento, convirtiéndose en una tendencia culinaria moderna.

Beneficios de cocinar con flores

Flores comestibles.
Flores comestibles.

Un primer beneficio de cocinar con flores es la riqueza nutrimental, pues muchas flores son ricas en antioxidantes, vitaminas y minerales. Agregar flores a tus comidas puede ser una excelente forma de aumentar sabores diversos, desde dulces hasta especiados y herbales. Además, incluir flores en tus recetas con temática primaveral ayuda a mejorar la presentación de los platos con sus colores vibrantes y formas llamativas.

Cuáles son las flores comestibles más populares

Flores comestibles.
Flores comestibles.

Una de las flores más populares es la caléndula. Con un ligero sabor picante y amargo, se utiliza en ensaladas, arroces y preparados con huevo. Es una flor rica en antioxidantes, y se dice que beneficia la salud de la piel.

Otra opción es la flor de hibisco, ideal para emplear en tés y otras bebidas, ya que aporta un sabor agrio similar al arándano. Es conocida por sus propiedades diuréticas y capacidad para regular la presión arterial.

Flores comestibles.
Flores comestibles.

La lavanda no debe faltar entre tus opciones, ya que su fragancia añade un toque floral a postres, mermeladas, y bebidas. Además, es conocida por sus efectos calmantes.

¿Y qué te parece utilizar rosas? Estas ofrecen notas dulces y afrutadas, lo que las hacen populares en la elaboración de postres y jarabes. La rosa contiene vitamina C y antioxidantes.

Consejos para cocinar con flores

Flores comestibles.
Flores comestibles.

Lo primero es verificar la comestibilidad, ya que no todas las flores son comestibles. Utilizá solo aquellas aptas para el consumo humano y, si es posible, cultivá tus propias flores para evitar pesticidas y otros contaminantes. Una limpieza adecuada también será fundamental: lavalas suavemente con agua fría para eliminar suciedad o insectos.

Quedan muy lindas en el plato pero es mejor integrarlas con moderación, pues en exceso pueden dominar el sabor del plato o causar molestias digestivas.

Siempre conservá las flores en un lugar fresco, preferentemente envueltas en papel absorbente húmedo dentro del refrigerador.

Una recomendación: hacé un bizcochuelo de lavanda seca simplemente incorporándola a la masa del bizcocho y horneá como de costumbre.

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