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Verde, negro, rojo y blanco son las variedades de té que, además de beberlas, podemos usarlas en la preparación de algunos platos de cocina y repostería, así como las infusiones de las hierbas que más nos gusten. Les contamos cómo hacerlo sin equivocarse.
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Cocinar con té y otras hierbas típicas de infusión, como la menta o manzanilla, puede ser una manera muy interesante de enriquecer nuestros platos y descubrir nuevos sabores. Aunque es más habitual ver su uso en repostería, especialmente con el té verde, nos abre muchas posibilidades culinarias que podemos animarnos a probar.
Para que el resultado sea perfecto es preferible comprar materia prima de calidad, mejor si son envasados a granel con las hojas sin pulverizar. El té tiene que ser fresco, hay que guardarlo en recipientes herméticos, en un lugar fresco y oscuro, alejado de olores extraños.
Además, hay que respetar las características de cada té, controlando la temperatura del líquido y también los tiempos de infusión. Es recomendable emplear té recién preparado, ya que al pasar las horas, el sabor se puede perjudicar.
Cómo usar el té en la cocina
1. Sustituir los líquidos por té. Es la manera más fácil de incorporar infusiones a la cocina. Si una receta tiene entre sus ingredientes algún líquido, en principio, podemos sustituirlo por un té o infusión que hayamos preparado.
Esto puede funcionar tanto en recetas dulces como en saladas, procurando siempre no preparar tés demasiado potentes de sabor, especialmente cuando empezamos a experimentar. Podemos usar té en lugar de caldos, leche, bebidas alcohólicas, jugos de frutas o, simplemente, en lugar de agua.
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Aunque dependerá de la receta, normalmente conviene esperar a que el té se haya enfriado a temperatura ambiente. Si queremos aromatizar una sopa o guiso con gran cantidad de caldo, lo mejor es sustituir solo una parte del líquido por té.
2. Infusionar diferentes líquidos con té. Otra posibilidad es infusionar con té o hierbas los líquidos de la receta en lugar de sustituirlos por completo (como cuando aromatizamos un guiso con hebras de azafrán o hierbas culinarias), esta idea podemos aplicarla a todo tipo de platos.
En recetas saladas, se puede infusionar té en el caldo que vayamos a usar para cocinar el resto de ingredientes, también en leche o crema líquida o leches vegetales. Por ejemplo, el caldo de un plato de carne de aromas árabes se puede enriquecer con un toque de infusión de menta, o un suave té verde japonés puede elevar el sabor de una bechamel.
También es una buena idea hacer infusiones en el agua donde cocemos la pasta y el arroz.
Las elaboraciones dulces parece que dan más juego sin que nos arriesguemos demasiado a pasarnos de innovadores con los sabores. Una técnica básica es hidratar las frutas secas en té, pero también podemos añadir sabor a otros líquidos, como los lácteos o el chocolate derretido.
La crema pastelera, ganache de chocolate, arroz con leche, compotas, salsas, mermeladas o helados son recetas en las que podemos añadir el toque de tisanas y tés.
3. Cocinar con las hojas de té. Podemos aplicar directamente las hojas de té y de hierbas a las recetas. Es preferible usar mezclas finas o pulverizar las infusiones en seco antes de añadirlas, aunque hay algunas elaboraciones en las que no será necesario.
Por ejemplo, añadiendo una cucharadita de té negro a la mezcla normal de hierbas aromáticas, pimienta y sal, con la que sazonamos una carne, conseguiremos un toque extra de sabor muy interesante.
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También da buenos resultados agregar un poco de té a la masa de galletas, incluso puede ser un buen añadido decorativo en el resultado final, sobre todo si usamos una mezcla de varias hierbas y flores. Una o dos cucharaditas para una receta estándar de galletas suele ser suficiente.
También podemos aromatizar las cremas y coberturas como si fueran esencias corrientes de repostería.
En las recetas saladas, lo mejor que podemos hacer para ir experimentando es añadir el té a nuestra mezcla de especias. Por ejemplo, si elaboramos nuestro propio curry o nuestra mezcla provenzal, solo tenemos que añadir una cucharadita de té y mezclar bien.
También funciona agregando las hojas directamente a la sartén o cazuela cuando aromatizamos con las especias para que suelten su aroma.
Combinaciones exitosas de té en la comida
Podemos experimentar y probar las combinaciones que se nos ocurran, pero no viene mal recordar los sabores y aromas que mejor se combinan con cada variedad de té. Es aplicar un poco los principios del maridaje al mundo del té, y así lograremos una mayor armonía en nuestros platos. Buscamos potenciar sabores o crear contrastes agradables que sorprendan al paladar, pero en armonía.
- El té negro suele ser más fuerte y por eso es la mejor opción para usarlo en platos de carne en los cuales haya ternera o cerdo, especialmente en guisos o sopas. Los contrastes con tonos cítricos le van muy bien, y hace una gran pareja con aromas que recuerdan a tierras, bosque y cuero. Regaliz, canela, caramelo, manteca, pimienta negra, vino tinto, chocolate negro, hongos frescos y secos, frutas de hueso y frutas secas, combinan especialmente bien con el negro.
- El té verde, aunque hay distintas variedades, en general es buena idea emparejarlo con aromas más campestres. Añade un buen toque a guisos de pollo y pescado, y con verduras de hoja verde. Frutos secos, espinacas, arvejas, locotes, espárragos, coles, porotos, puerros, vainilla, chocolate con leche y aromas florales casan bien con el té verde.
- El té blanco es más suave y delicado, por lo que es mejor para platos más frescos y de aromas sutiles. Combina bien con mieles florales, frutas frescas, como la manzana, melón o durazno; flores, vainilla, chocolate blanco y tubérculos, especialmente la papa.
- El té rojo es similar al negro, aunque por su sabor intenso y peculiar se lo relaciona más con sabores de tierra, intensos, otoñales. Carnes de caza, cordero, cabra, quesos curados, hongos frescos y secos se benefician con un toque del sabor y aroma que aporta este tipo de té.
Fuente: www.directoalpaladar.com