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¿Cuántas veces nos pasó que entramos al supermercado con nuestra lista de compras y salimos con un montón de cosas que no habíamos planeado? Hoy les pasamos algunos consejos para que nuestro dinero rinda más y lo que compramos sea realmente saludable, de buena calidad y duradero.
Cómo hacer compras inteligentes en el supermercado
• A medida que se vayan acabando los artículos, anotarlos en una lista que se mantendrá a la vista en la cocina. Así no olvidaremos nada y no compraremos repetido; además, sabremos con certeza qué productos están en falta en casa.
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• No esperar a que la lista de compras tenga demasiados productos, porque es más fácil hacer una compra semanal que una por mes. Además, algunos productos frescos no se pueden guardar por mucho tiempo.
• Nunca hacer las compras con hambre. Cedemos más fácilmente a las tentaciones y compramos artículos que no estaban en la lista de necesidades.
• Estar atento a las ofertas de los supermercados que aparecen en los diarios. Algunos tienen “el Día de la Carne” o “el Día de las Verduras”, en el que los productos pueden estar significativamente más baratos, hasta un 30 %.
• En la entrada de los supermercados se suelen encontrar impresos y carteles en los que se señalan todos los productos que tienen ofertas o promociones especiales del tipo 2x1. Buscar las ofertas (a veces no están muy a la vista), y comparar precios y calidades antes de decidirse.
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• De ser posible, reemplazar los ingredientes de la receta por productos más saludables y económicos. Por ejemplo, si dice “leche”, utilizar leche descremada; si dice “manteca”, reemplazar por margarina, aceite o queso crema, según el caso.
• Empezar haciendo las compras por la sección de productos no perecederos y dejar para el final los refrigerados y congelados.
• Leer las etiquetas de los productos para asegurarse de que se encuentren dentro de los límites de su vida útil; o sea, ver las fechas de elaboración y vencimiento, además de las indicaciones de mantenimiento (en heladera, freezer, lugar fresco, ventilado, etcétera).
• Comparar precios y marcas, teniendo en cuenta el tamaño del envase. Por lo general, cada supermercado posee sus propias marcas en oferta.
• Elegir los productos con menos grasas y los que tienen más salida; es decir, los que se note que la gente ha elegido más porque tiene espacios vacíos en la góndola.
• Evitar la compra de enlatados que estén abollados o hinchados.
• Cuando encuentres en las góndolas o heladeras productos que estén en mal estado o vencidos, informá al encargado o gerente. Estás en tu derecho hacerlo y, además, es tu responsabilidad como consumidor.
• El tiempo que transcurre desde que compramos los alimentos hasta que los guardamos en la heladera debe ser el mínimo posible y no debería superar las dos horas.
• Si algún producto congelado se descongeló en el camino a casa, no volver a congelarlo: guardarlo en la heladera y utilizarlo dentro del periodo de tiempo que se indique en el envase.
• Lavar los envases (sachets, botellas, plásticos de yogures, etcétera) antes de colocarlos en la heladera para evitar una posible contaminación.
• Las carnes, pollos y pescados hay que colocarlos en recipientes separados, evitando de esta manera que los líquidos de estos puedan caer sobre otros alimentos.
• Limpiar las latas antes de abrirlas y, si sobra algo, lo no consumido hay que colocarlo en otro recipiente limpio de vidrio, loza o plástico, y refrigerarlo.
• Por cada minuto extra que pases en los pasillos de un supermercado, estarás comprando más de la cuenta. Esta también es la razón que explica por qué escuchamos música suave en el supermercado: nos hace ir despacio y pasar más tiempo en él.