Cargando...
Todo implemento que se agregue a la cocina es una inversión a largo plazo. Así, sartenes y ollas están entre los accesorios que pasan de madres y abuelas a hijos y nietos. Pero requieren de ciertos cuidados a la hora de usarlas y limpiarlas, para evitar que se arruinen irremediablemente.
Las hay de acero inoxidable, aluminio, hierro, cerámica, cobre; algunas tienen un fondo especial para ser usadas en las cocinas a inducción, y otras están recubiertas con teflón u otros materiales que les confieren propiedades antiadherentes.
Lea más: Cómo cuidar los utensilios de hierro para que duren muchos años
Las sartenes son nuestras grandes aliadas en la cocina moderna, porque nos permiten cocinar con menos grasas, sin que los alimentos se peguen, facilitándonos la limpieza. Para que duren más tiempo en buenas condiciones, hay que brindarles ciertos cuidados a la hora de usarlas y limpiarlas.
Cómo cuidar las sartenes
- Antes de usarlas por primera vez, conviene lavarlas con agua y jabón, y aplicar una ligera capa de aceite. Luego, secar con papel absorbente. De esta forma, fortalece su capacidad antiadherente.
- Al guardarlas, no las apiles una dentro de otra. Es mejor colgarlas o protegerlas entre medio con un trozo de cartón, algunas hojas de papel de diario o simplemente un paño suave tipo franela. De este modo, evitarás que se rayen y se estropee la capa antiadherente.
- Al trabajar con ellas, siempre hay que usar utensilios del mismo material antiadherente, cucharas y espátulas de madera o plástico; utilizando estos utensilios no correremos el peligro de que se rayen ni estropeen. Lo mejor son las de siliconas ya que, además, no se deforman, aguantan muchísimo calor y son más higiénicas.
Lea más: Estos malos hábitos en la cocina están arruinando tus comidas
- Jamás introduzcas objetos metálicos para raspar la superficie, ya que podrías dañar irremediablemente el material con el que están recubiertas, y todo lo que cocines en ellas comenzará a pegarse.
- No calentarlas por mucho tiempo ni a fuego muy fuerte mientras se encuentran vacías, ni cortar alimentos directamente sobre ella, pues estropearías su revestimiento antiadherente.
- Cuando el tiempo de cocción va a ser muy largo, es conveniente ubicar un difusor entre la base y la llama del quemador. Si se va a quedar sobre el fuego mucho rato y no tenés un difusor a mano, mejor utilizá otro tipo de olla o sartén.
Limpieza de sartenes
- Cuanto más tiempo dejes la mancha o la quemazón, más costará eliminarlas. Cuanto más seca esté la mancha, más probabilidades tendrás de estropear la sartén al intentar limpiarla. Dejá la sartén en remojo con agua tibia durante una noche. De esta forma, la suciedad reseca se habrá ablandado al día siguiente y te resultará más fácil eliminarla.
- Para limpiarlas, utilizá esponjas, limpiadores y detergentes no abrasivos; cualquier cosa de metal que uses terminará a la larga dañando el material antiadherente.
- Para que la limpieza de ollas y sartenes sea más fácil, lo mejor es dejarlas un tiempo en remojo inmediatamente después de utilizarlas. Si es con agua caliente, mejor. Ell agua deberá cubrir bien todo tipo de pegotes y manchas.
- Dejá en remojo hasta que veas que lo pegado comienza a desprenderse. Utilizá entonces una esponja o un rollito de plástico para retirar todo resto de comida y manchas. Repetí el remojo si no logras remover todo la primera vez.
- Las superficies de teflón simplemente se limpian con toallas de papel.
- Para eliminar olores persistentes de una sartén, llenalas con agua y 2 cucharadas de vinagre blanco o bicarbonato de sodio (uno u otro, nunca ambos productos juntos) y dejá que hierva 2 minutos.
- Cuando las ollas y sartenes estén muy quemados, se deben llenar de agua con una solución de detergente biodegradable y dejarlos por un par de horas. Luego hervir y retirar todo el depósito con una esponja suave. Es posible que debas repetir el procedimiento varias veces hasta que desaparezca la quemadura.
El último recurso para recuperar sartenes
Hasta los mejores cocineros tienen un despiste de vez en cuando y, a veces, es inevitable que se nos queme una sartén. El problema es cómo arreglar el desastre para volver a usarla. Cuando fregamos la sartén, aunque nos esmeremos mucho, siempre quedan algunas zonas negras que no salen y al volver a usarlas se nos pega todo. Para solucionarlo, el último recurso es utilizar sal.
Para ello, basta con poner la sartén quemada, vacía, sobre el fuego. Cuando esté caliente, cubrir toda la superficie con sal fina o gruesa, y tapar. Mantener la sartén al fuego suave hasta que veamos que la sal se oscurece: la sal se llevará toda la suciedad de la sartén. Retirar la sal con la ayuda de un trapo seco y estará lista para una nueva cocción.