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El azúcar añadido suma casi 500 calorías a nuestra dieta todos los días, 10 veces más que cualquier otro aditivo en nuestros alimentos. Y lo que es aún más sorprendente es que cuanto más azúcar uno come, más adictivo se convierte. En realidad se ha demostrado que las personas que gustan del azúcar pueden tener una deficiencia de cromo.
Para qué sirve el cromo
El cromo ayuda al cuerpo a controlar el azúcar en la sangre. Nuestro organismo necesita cromo para transportar el azúcar del torrente sanguíneo directamente a las células, donde será convertido en energía. Cuando existe una deficiencia de este mineral, podemos encontrarnos con desajustes en el equilibrio de la glucemia corporal. Como resultado, normalmente, sentimos una inexplicable ansia de comer algo dulce.
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Otra función muy importante del cromo es la de formar parte del mecanismo natural de regulación del peso corporal, inhibiendo la acumulación de grasas y mejorando el crecimiento muscular. Por lo tanto, nos ayuda a disminuir los niveles sanguíneos tanto de colesterol como de triglicéridos, aportando una mejora en la salud cardiovascular.
Muchas personas llevan una dieta deficiente en cromo. La combinación de una dieta alta en harinas refinadas y en azúcar es muy común en nuestros días; y si tenemos en cuenta que el azúcar hace que el cuerpo elimine el cromo más rápidamente, aún agravamos más la carencia de este mineral.
De hecho, algunos estudios concluyen que hasta el 50 % de la gente come una dieta deficiente en cromo. Sin embargo, no todos los antojos de azúcar son el resultado de una deficiencia de cromo. También se debe tener en cuenta que el agotamiento crónico, la fatiga suprarrenal, la candidiasis y los desequilibrios hormonales también pueden conducir a los antojos de azúcar. Consulte con su médico.
Cuáles son las principales fuentes de cromo
Es considerado un oligoelemento o un elemento traza, ya que es un mineral que se necesita en muy poca cantidad, pero es indispensable para las funciones de nuestro organismo. También se consideran oligoelementos otros minerales, como el zinc, cobalto, cobre, boro, manganeso, iodo, etcétera.
Se lo encuentra en principalmente en dos estados de oxidación: trivalente (cromo +3), el cual es biológicamente activo, y el hexavalente (cromo +6), como un derivado tóxico de la contaminación industrial. El que es necesario para nuestro organismo es el cromo trivalente.
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El cromo está presente en el aire, el agua, la tierra y en numerosos alimentos. Sin embargo, como en el caso de otros oligoelementos, la cantidad presente en los alimentos es reducida y varía en función de la exposición, en el entorno y durante el proceso de fabricación.
A pesar de que está solo en pequeñas cantidades (menos de 2 microgramos [mcg] por porción), el cromo se encuentra esencialmente en cada grupo de alimentos. La carne y los alimentos de grano entero, así como algunas frutas, verduras y especias son buenas fuentes. La cantidad de cromo en los alimentos se ve afectada de manera significativa por cómo y dónde se cultivan, y también por los procesos de fabricación.
Las mejores fuentes naturales de cromo son los mariscos (los mejillones, por ejemplo, tienen 110 microgramos en 100 gramos), las ostras (49 microgramos en 100 gramos), y la levadura de cerveza, de acuerdo a muchos expertos.
También se pueden considerar otros alimentos, como el brócoli (11 microgramos en ½ taza), jugo de uva (8 microgramos en 1 taza), el vino tinto (que puede tener de 1 a 13 microgramos en 1 vaso), las papas (3 microgramos / 1 taza de puré), el ajo (3 microgramos / 1 cucharadita desecado), y en las carnes (2 microgramos / 100 gramos).
El consumo de estos alimentos sin duda ayudará a aumentar los niveles de cromo, pero para asegurarse de que está recibiendo suficiente de este mineral debe consultar a su médico quien puede indicarle tomar un suplemento de cromo.
¿Cuánto cromo se necesita?
La cantidad de cromo que se necesita depende de la edad y sexo. Hombres de 19 a 50 años: 35 microgramos por día; hombres mayores de 50 años: 30 microgramos por día; mujeres de 19 a 50: 25 microgramos por día; mujeres mayores de 50 años: 20 microgramos por día; embarazadas: 30 microgramos por día; lactantes mayores de 18 años: 45 microgramos por día.
Fuente: eufic.org