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Con las hojas del laurel se elaboraron coronas triunfales que usaron generales y emperadores de la antigua Roma y han quedado como símbolo de la victoria hasta nuestros días. En la cocina, su fuerte y contundente aroma impregna muchas de nuestras comidas diarias.
Las hojas de laurel proceden del “laurel común”, también llamado laurel europeo o laurel de cocina. Es un árbol siempre verde, perteneciente a la familia de las Lauráceas. Sus hojas y flores, muy aromáticas, se pueden recoger durante todo el año para su uso. Las hojas desprenden un aroma dulce cuando se rompen y se añade al plato. Cuando se ablandan ligeramente y se secan son fuertemente aromáticas, con un sabor más intenso.
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Las hojas de laurel fueron muy elogiadas por los griegos y los romanos, que creían firmemente que simbolizaban la sabiduría, la paz y ofrecían protección.
Uso del laurel en la cocina
Es un condimento típico en guisos de legumbres y en caldos de cocción de pescados y mariscos, en adobos, escabeches, etcétera. Se debe usar con moderación porque unifica los sabores cubriendo el gusto propio de los alimentos. Una sola hoja de laurel en el agua de cocción alcanza para dar a la pasta un sabor muy especial. También se usa en adobos y marinadas con vinagre, porque así se suaviza el sabor final del alimento.
El laurel combina con casi todo, desde platos con carnes rojas, aves y pescados, hasta salsas para pastas. Más de una o dos hojas pueden transformar un guiso o un asado en un plato decididamente amargo.
Ficha técnica del laurel
Laurel o lauro (Laurus nobilis), laurel (inglés), L’alloro (italiano), laurier (francés), loureiro (portugués), lorbeer (alemán).
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Las hojas de laurel contienen un aceite esencial, cuyos principales componentes son el cineol y el eugenol, que le confieren propiedades carminativas (reducen los gases o alivian la flatulencia) y hepatoprotectoras. También se encuentran diversos ácidos orgánicos, ácidos grasos insaturados, sustancias de acción antioxidante y bactericida, y minerales tales como manganeso, calcio, potasio y magnesio.
Las hojas frescas son muy ricas en vitamina C (ácido ascórbico) que es uno de los más poderosos antioxidantes naturales que ayudan a eliminar los radicales libres del cuerpo. El ácido ascórbico también tiene refuerzo inmunológico, la cicatrización de heridas y antivirales.
Además, contienen alrededor de 180 miligramos de ácido fólico, equivalente al 45 % de los valores diarios recomendados por cada 100 gramos. Las infusiones de hojas de laurel tienen fama de calmar el estómago y aliviar la flatulencia y los cólicos.