Como, pero no me lleno: cómo acelerar la sensación de saciedad

En esta nota te damos algunos consejos a tener en cuenta cuando fuera de horas sentís hambre, cuando tenés alguna salida o cuando el cuerpo te “pide” algo dulce.

Sensación de saciedad.
Sensación de saciedad.Shutterstock

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La sensación de saciedad tarda un tiempo en llegar al estómago, por lo que cuando se come rápido, se sigue teniendo hambre. Analizar las causas que llevan a comer demasiado rápido es el primer paso para remediar la situación.

Terminar de comer y tener la sensación posterior de no sentirse saciado del todo por comer demasiado rápido es una situación que experimentan muchas personas y que tiene diversas consecuencias orgánicas.

Una de ellas está relacionada con el aumento paulatino del peso, como consecuencia de que se consumen, en pocos minutos, más calorías de las que el cuerpo necesita, al no dar tiempo al cerebro a enviar la señal de saciedad.

La explicación responde a complejos mecanismos neurofisiológicos y a las respuestas hormonales y de neurotransmisores que están regulados por un área muy concreta del cerebro, el centro de la saciedad, localizado en el hipotálamo.

Las causas por las que mucha gente se identifica con esta situación son muy diversas:

- Ante la comida, muchas personas se acostumbran a comer rápido. Lo tienen interiorizado, lo hacen de manera inconsciente y les resulta muy difícil, primero, aceptarlo y, luego, cambiarlo.

- La distancia que separa el trabajo y el lugar donde se come, bien sea la casa o el restaurante.

- El poco tiempo disponible para comer debido a los horarios de trabajo.

- La preferencia para aprovechar el tiempo disponible durante el mediodía para descansar o dedicar ese tiempo a actividades de ocio como ir al gimnasio.

- Pérdida de tiempo cocinando, que resta tiempo para, primero, comer y, después, descansar.

Trucos para ganar tiempo

Aprender a comer más despacio.
Aprender a comer más despacio.

No es fácil dedicar el tiempo suficiente a cada comida cuando nunca se ha hecho, pero es necesario hacer un esfuerzo para conseguirlo. Seguir los siguientes consejos puede ser de ayuda para superar esta situación:

- Aprender a comer más despacio. Es conveniente entender las repercusiones negativas para el organismo, a nivel físico y mental, que conllevan a comer rápido, y los beneficios que se obtienen al hacer el esfuerzo por modificar este hábito. Es factible reeducar al organismo dedicando al menos 30 min para las comidas y cenas, y esperar unos minutos entre plato y plato, aunque todo esté listo en la mesa, para seguir comiendo.

- Masticar bien los alimentos. Para conseguir este objetivo, se debe partir por respetar las acciones naturales del propio organismo, y masticar bien los alimentos es una de ellas. Por ejemplo, comer pan tostado en las comidas es una buena alternativa al pan normal, ya que por su dureza, requiere mayor masticación.

- Dejar la comida preparada, de modo que solo sea necesario calentarla y servirla.

- Preparar menús fáciles que incluyan recetas sencillas y rápidas.

- Comer saludable. Es conveniente llevar platos caseros al trabajo, cuando no queda tiempo suficiente para ir a comer a casa o a un restaurante.

El organismo es sabio

Comer rápido no le sienta bien al cuerpo y cada persona lo refleja de formas diferentes. Si una persona come demasiado rápido no se llena. La sensación de saciedad tarda de 20 a 25 minutos en llegar al estómago.

Comer rápido, en 10 o 15 minutos, supone ingerir muchos alimentos en poco tiempo sin notar que el hambre desaparece. Ante la ausencia de saciedad, se sigue comiendo hasta calmar el hambre. Por lo tanto, aunque el tiempo de comer sea escaso, si se come sin parar, se ingiere una cantidad excesiva de calorías, grasas, carbohidratos y proteínas, lo que provoca una digestión más complicada.

El cuerpo tiene dificultades para metabolizar y asimilar todos los alimentos en una sola toma, y de ahí sobrevienen las molestias digestivas.

Algunos consejos

Disfrutá del sabor dulce de los alimentos naturales, como una buena rodaja de piña.
Disfrutá del sabor dulce de los alimentos naturales, como una buena rodaja de piña.

- Cuando el cuerpo “pide” algo dulce. Disfrutá del sabor dulce de los alimentos naturales, como una buena rodaja de piña, melón o sandía, un licuado de frutas con edulcorante, un yogur descremado, una gelatina sin calorías. Se puede beber una gaseosa light, o infusiones con edulcorantes sin calorías. Caramelos y chicles sin azúcar también pueden ayudar en momentos de ansiedad y deseos de algo dulce. Sin abusar, se puede permitir alguno de vez en cuando.

- Cuando fuera de horas sentís hambre. No dejes pasar más de cuatro horas entre comida y comida. Entre horas, se puede tomar algún tentempié permitido o alimentos ricos en fibra, como frutas o galletas de avena o arroz. Estas fibras se hinchan en el estómago y generan saciedad. Cuidado con las barritas energéticas de cereales porque suelen tener muchas calorías. Un puñado de nueces también es una buena opción.

- En una salida con amigos. Antes de pedir algo sólido, conviene tomar un buen vaso de agua, así se hinchará el estómago y se calmará un poco el hambre. Son mejores las bebidas sin calorías, como agua, infusiones, café o té sin azúcar, refrescos o gaseosas light, cerveza sin alcohol, jugos de frutas naturales, caldos desgrasados. Tené a mano caramelos y chicles sin azúcar. Para comer, elegí verduras, ensaladas, o carnes magras, como pescado o pollo. Lo importante es comer sano y no excederse en las calorías.

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