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La harina es un alimento básico en la mayoría de los hogares. Incluso para las familias que no pasan mucho tiempo en la cocina es probable que haya un paquete de harina escondido en el fondo de un armario, en alguna parte. A pesar de que puede durar mucho tiempo si se almacena adecuadamente, la harina es un producto perecedero. Estas recomendaciones ayudan a prolongar su vida útil y mantenerla libre de las plagas.
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Cuando hacemos repostería y panadería casera es fácil que en la despensa juntemos varios paquetes de harina, y si hacemos pan, a menudo compramos varios kilos de harina y, además, distintas variedades, como harina de trigo blanca, integral, de avena, almidones. La principal preocupación es conservarla en perfecto estado.
Lo normal es que la harina pueda durar varios meses sin problema, pero a veces nos sorprende un paquete con habitantes inesperados: larvas, polillas o gorgojos y, sobre todo, en verano. Es un tema delicado, ya que, efectivamente, con el calor, los gorgojos suelen aparecer de un día para otro. Las altas temperaturas y la humedad son los principales causantes de la proliferación de estos seres.
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La harina —así como otros cereales, granos y frutos secos— es susceptible a ponerse rancia y a que aparezcan los bichitos. Cuando es integral, el riesgo de que se estropee es mayor, pues esta conserva el germen del cereal que es rico en ácidos grasos y las grasas son muy propensas a enranciarse. Así que es muy importante saber cómo se guarda la harina para evitar ambas cosas.
Algunos consejos para conservar la harina en buen estado
1. Comprar solo la harina que vamos a utilizar en seis meses. Todas las harinas contienen algo de aceite y los proveedores sugieren mantenerla por menos de medio año, porque después de ese tiempo el aceite probablemente se ponga feo. Esta degradación se debe a la oxidación y se traduce en una harina con sabor amargo.
2. Almacenar la harina en un contenedor hermético. Mantener la humedad alejada es una forma de extender su vida y desalentar a los bichos.
3. Mantenerla separada de los vegetales y productos de limpieza. La harina es como una esponja que absorbe los olores que la rodean. Si está cerca de un limpiador con olor a pino, tendrá olor a pino. Si la mantiene cerca de las cebollas, tendrá olor a cebollas. La mejor forma de asegurarse de que mantenga su olor y frescura es guardarla en un recipiente hermético lejos de otros aromas contaminantes.
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4. Poner algunas hierbas repelentes de insectos en el área alrededor de la harina. Gorgojos y otros insectos evitan las hierbas aromáticas más fuertes. Agregar al estante en el que se almacena la harina puede ayudar a mantener los insectos a raya. El laurel es la más común para acompañar las harinas.
5. En épocas de mucho calor es cuando se puede descomponer más rápidamente. La harina se puede mantener en la heladera e, incluso, en el congelador o freezer. Es la manera más efectiva de extender su vida, asegurar que mantendrá su sabor y estará libre de insectos. La harina de trigo integral es muy susceptible a la oxidación y constituye una muy buena candidata para ser congelada. Además, cuando la compramos, puede que ya tenga huevos de insecto en ella. Para matar cualquier huevo que pueda existir, lo mejor es mantenerla refrigerada por unos días.
6. Para congelar harina, se pueden utilizar frascos de vidrio que cierren herméticamente, bolsas de congelación, de vacío o en su mismo paquete, que después se introducirá en una bolsa o recipiente adecuado, siempre procurando que quede el mínimo de aire posible en el interior.
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7. Recuperarla para poder utilizarla es muy fácil; basta con dejarla unos minutos a temperatura ambiente. Conviene no abrir el recipiente o paquete hasta que la harina se haya atemperado, pues la humedad del aire se condensaría en la superficie fría y podría afectar el sabor.
Trucos para conservar otros productos
Si dejás abierto el paquete de arroz, fideos y harina dentro de la alacena, deberás saber que no durará más de tres meses y, además, es probable que se llene de gorgojos. Por ello, una vez abiertos, lo mejor es guardarlos en recipientes herméticos o la heladera, para conservarlos hasta seis meses y que se mantengan en excelentes condiciones.
En cuanto a las especias, tratá de almacenarlas en frascos en los cuales el aire no ingrese, y nunca guardes dos especias juntas, dado que las cualidades de ambas pueden ser diferentes y perjudicarse entre sí.