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Qué es la crema chantillí
Fácil y deliciosa, la crema chantillí va bien con casi todos los postres, para rellenar o decorar tortas, poner un poquito en el café o comer sola, ¿por qué no? Hoy les contamos su origen y la servimos con un delicioso flan casero.
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Buscando en internet la historia de esta crema caímos inevitablemente en la página de la ciudad de Chantilly, en Francia. Allí explican que, aunque en todo el mundo se le atribuye su invención al cocinero François Vatel, en realidad ya se usaba allí una crema de leche batida y dulce, desde algún tiempo antes de que llegara Vatel a la ciudad.
Quién fue François Vatel
Fritz Karl Watel nació en París en 1631 y murió en Chantilly el 24 de abril de 1671, fue un cocinero y maître francés de familia suiza que trabajaba para Luis II, príncipe de Borbón-Condé, conocido como el “Grande Condé”, primo del rey y propietario del palacio de Chantilly. Se hizo famoso por dos cosas; una, porque se le atribuye el haber creado la crema chantillí y la otra, porque tuvo un trágico final en medio de una fiesta.
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En 1663, François Vatel es nombrado “contrôleur général de la Bouche” del Gran Condé, es decir, es el encargado de la organización, las compras, del abastecimiento y todo aquello que corresponde a “la boca” del palacio.
El 21 de abril de 1671, tras muchos años de espera y de importantes trabajos de renovación de su palacio, el príncipe de Condé, caído en desgracia después de haber participado en la rebelión nobiliaria de la Fronda contra Luis XIV y al borde de la ruina, invita al rey y a toda su corte de Versalles. Para ello se preparó una gran fiesta de tres días y tres noches, de la noche del jueves a la del sábado de una Semana Santa, incluyendo sus tres respectivos banquetes.
El destino de la Casa de Condé depende en gran parte del éxito que alcancen los festejos, por lo que recae toda su responsabilidad sobre su ingenioso maestro de ceremonias, Vatel, quien tan solo tiene 15 días para preparar los elaborados menús y sus grandiosas puestas en escena, que harían las delicias de la corte.
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Fue en ese banquete que, el consumado perfeccionista Vatel, enloquecido por la tardanza del pescado —el banquete debía respetar la tradición católica de la Semana Santa— y, sumado a otras desgracias, se suicidó atravesándose una espada.
Lo cierto es que él no había inventado la crema batida para esta ocasión, ya que era conocida desde algún tiempo antes del banquete. El drama y la subsecuente descripción de la comida por parte de los comensales ayudaron a popularizar la crema batida para el uso en postres.
Sin embargo, a lo largo de 20 años al servicio de la realeza, Vatel sentó las bases de un protocolo gastronómico que estuviese a la altura de su refinado arte culinario. No solo elegía los menús, organizaba el avituallamiento y vigilaba la elaboración de los platos, también decidía la disposición y decoración de las mesas y los salones, orquestaba las tareas del personal de servicio y escogía los divertimientos para los comensales.
Vatel fue, ante todo, un maestro de ceremonias innovador en el arte de agasajar. Se ha rodado hasta una película (Vatel, en el 2000, con Gérard Depardieu) con la historia de este cocinero.