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Es que la vejiga no sólo reacciona cuando está llena: a veces también llama la atención cuando las personas están estresadas. En esos casos, los médicos hablan de una vejiga nerviosa o irritable.
Muchas veces hay detrás de este problema causas psicológicas como estrés, sobrecarga, miedo y tensión. Pero ¿qué tiene que ver la vejiga con la psiquis? Las dos están relacionadas debido a que la vejiga es dirigida por el sistema nervioso vegetativo y centros en el cerebro. Desde allí, los conductos nerviosos y neurotransmisores envían señales a los músculos de la vejiga y la pelvis.
Entonces, está claro que los nervios, los miedos, el estrés y la sobrecarga pueden llevar a que una persona tenga pérdidas de orina o sienta permanentemente ganas de ir al baño. A su vez, este tipo de afección en la vejiga hace que muchas personas se sientan afectadas psíquicamente. Sin embargo, los especialistas aseguran que la vejiga es un órgano que se puede entrenar. Con un buen patrón de conducta y un chequeo de la alimentación ya se puede lograr un alivio significativo.
El entrenamiento de la vejiga consiste en llevar un diario sobre las veces que se va al baño y la cantidad de líquido que se toma. Los médicos recomiendan ir espaciando las idas al baño cada vez un poco más. Apenas un cuarto de hora sirve para ir fortaleciendo la vejiga. También se pueden hacer ajustes en la alimentación: el café, por ejemplo, irrita mucho la vejiga. Los cítricos, en cambio, la fortalecen. Dado que hay un meridiano relacionado con la vejiga en los pies, la vejiga es muy sensible a su temperatura.
Si cambiando algunos de estos patrones el paciente no siente mejoría, el médico puede recomendar en un próximo paso un parasimpaticolítico, que inhibe o activa a través del sistema nervioso parasimpático la función de la vejiga. También se pueden recetar antidepresivos.
Algunos médicos recomiendan incluso una inyección de botox en los músculos de la vejiga. Se trata de un tratamiento con pocos efectos secundarios y que brinda resultados rápidamente, aunque hay que repetirlo a los seis meses.
Otros profesionales ayudan a entrenar a las personas con vejiga irritable el piso de su pelvis. Primero, se examina mediante el tacto o el ultrasonido si el paciente puede tensar el piso de la pelvis. Si no puede, el médico activa la percepción del piso de la pelvis mediante estimulación eléctrica.
Una vez que el paciente puede tensar esta zona del cuerpo, debe practicar para volver a coordinar la función de la vejiga. Para eso tiene que hacer ejercicios de gimnasia. También se emplea el moderno entrenamiento de biofeedback, derivado de las terapias conductistas, en el que el paciente aprende a percibir la tensión y a soltarla o aligerarla cuando siente estrés.
Para entrenar este "soltar" y poder lidiar mejor con situaciones de estrés también se recomiendan técnicas de relajación como el entrenamiento autógeno.