Trasero perfecto: ¿vale la pena arriesgarse a una cirugía?

En Brasil son algo bastante usual: operaciones para tener el trasero perfecto. Y es que el trasero está desplazando en muchos países a los senos del foco de atención.

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Las operaciones para aumentar los senos o levantarlos ya no son las operaciones más pedidas por las mujeres. Ahora existe también el deseo de lucir glúteos rellenos, redondeados y firmes como una manzana. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, como cualquier operación, una intervención de este tipo no está exenta de riesgos.

Un procedimiento quirúgico habitual para que el trasero tenga buena forma es rellenarlo con grasa corporal propia. Para ello el cirujano extrae grasa, por ejemplo, de los costados de los muslos mediante una liposucción. Con esta grasa se forman grupos microscópicos de células que se inyectan luego en las posaderas.

Esta intervención no es una pequeñez. El paciente debe pasar varias horas bajo anestesia total en la mesa de operaciones. Entre los efectos secundarios figuran hinchazones, hematomas, dolores tensionales e infecciones hasta embolias de grasa. El dolor surge sobre todo en los lugares de los que se quita la grasa.

Después de una operación así no se puede trabajar además por una semana o más. El cuerpo puede ser sometido a actividad física recién después de seis semanas. Mantener estas reglas es importante también para asegurarse un buen resultado, ya que el cuerpo elimina parte de la grasa. Cuanto más se exige a los tejidos en la etapa post-operatoria, menos células grasas sobreviven al procedimiento.

Para un buen resultado con la propia grasa corporal, suelen ser necesarias de dos a tres intervenciones.

Otra técnica, por lo general más barata, consiste en tensar los gluteos con hilos. En esta técnica el médico pasa hilos delgados bajo la piel y los ancla allí. Los hilos forman una suerte de enrejado que tensa los glúteos. El material con el que se fabrican los hilos se toma del cuerpo y fomenta la producción de nuevos tejidos. El resultado definitivo se puede apreciar en un año. Después de dos o tres años el cuerpo elimina los hilos.

Como en cualquier otra operación, para reducir los riesgos de una intervención hay que elegir cuidadosamente al médico. Conviene tener una larga charla con el especialista antes de pasar por el quirófano. Por otro lado, es importante saber que si no se está conforme con el propio trasero, hay otras pciones, como hacer deporte. Esto no sólo es más barato, sino que no tiene efectos secundarios indeseables.

Lo mejor para los glúteos son los ejercicios tonificadores. De todas formas, no hay que concentrarse sólo en el trasero sino prestar también atención a la parte baja de la espalda y a la musculatura abdominal, que forman una unidad. Por eso lo mejor es una rutina tonificadora amplia o una combinación de aparatos y yoga, que es especialmente bueno para la musculatura profunda.

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