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Si a la mañana cada uno sale a las corridas y por la noche hay que terminan de aclarar cuestiones organizativas, poco espacio le queda al romanticismo. Ni hablar si hay niños saltando o dando vueltas. ¿Cómo hacer entonces para que la llama no desaparezca entre tantos asuntos por solucionar?
El momento más "ajetreado" de una pareja suele darse entre los 25 y 45 años, cuando el trabajo y la familia plantean las mayores exigencias. En ese momento, las partes quieren cumplir con todo y, sin notarlo, dejan de lado el cuidado de la pareja.
En parte, es una evolución normal, ya que una vez pasado el auge del enamoramiento, cada uno pasa a ocuparse más de sus necesidades. Pero lo que hace la diferencia, y lo que marca una buena vida de pareja a lo largo de los años, es encontrar el punto de equilibrio entre las necesidades de cada uno, repartiéndose bien las tareas cotidianas sin olvidar que los dos precisan momentos de cercanía y de estar juntos a solas.
El terapeuta de parejas Clemens von Saldern, de Berlín, cree que la principal razón de las separaciones suele estar en la falta de conocimiento sobre cómo cuidar la pareja. "Todos nos formamos durante años para nuestra profesión, pero cuando se trata de la pareja, suponemos que funcionará de un modo intuitivo", observa el especialista. Von Saldern recomienda plantearse mucho más el interrogante de qué es lo que se necesita para tener una buena relación de pareja.
El paso principal para un reencuentro es darse el espacio para lograrlo. Una buena medida sería tomarse al menos una vez por semana un momento fijo para la pareja. Puede ser un paseo o un rato en el sofá. Lo importante es estar 100 por cien para el otro, escucharlo o, si el momento lo requiere, callar juntos. Pero queda prohibido hablar de la familia o de asuntos organizativos.
Además, es bueno tener ciertos rituales cotidianos dentro del vínculo, por ejemplo, beber todas las mañanas una taza de café juntos o leer el diario y compartir las impresiones con el otro. "No siempre tiene que ser un programa de horas o de entretenimiento toda una noche", observa von Saldern, que realza la importancia de los detalles.
Otro de los grandes problemas de una relación cuando pasan los años es que se ven mucho más cuestiones negativas en lugar de las positivas. Allí es donde se vuelve fundamental proponerse percibir con mayor intensidad los momentos valiosos compartidos y transmitirle eso mismo al otro. Dígale a su pareja qué es lo que le gusta, qué valora o qué le pareció bien.
También es importante el encuentro físico, por supuesto, tal como apunta von Saldern. Aunque el día esté lleno de cosas, un beso fugaz también puede ser un momento hermoso. De todos modos, es normal necesitar más que eso, algo que a muchas parejas les cuesta dar cuando otras cuestiones han enfriado un poco la relación o la mente está cargada de cosas. "En ese caso, tal vez sirva prolongar un beso, por ejemplo, para hacerlo menos fugaz de lo habitual", recomienda el especialista.
Y justamente por eso también es crucial plantear las dificultades que siente cada uno. Muchas parejas cometen el error de tapar los problemas para evitar una confrontación cuando la vida de por sí está siendo complicada. Sin embargo, hacer la vista gorda no implica que esos asuntos desaparecerán. Mejor hablarlos para evitar que se transformen en un quiste imparable.