¿Qué nos hace sentir bellas después de los 50?

El imperativo de belleza de las sociedades actuales a veces se alza sobre nuestros espíritus como una tiranía. La máxima de "juventud=belleza" causa estragos en muchos rostros y cuerpos, pero la clave no es parecer jóvenes, sino bien cuidados.

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La creencia común de que "para ser bellos hay que parecer jóvenes" causa estragos en muchos rostros y cuerpos. Sobre todo femeninos. Y es que son las mujeres las que suelen sentirse más bajo presión por la idea de que la belleza se va a perdiendo con los años.

Es más, la desigualdad en este punto es flagrante: se supone que las mujeres que envejecen se afean, pero que a los hombres la edad les sienta bien o incluso les suma atractivo.

Lo curioso es que los especialistas han observado que estos parámetros para las mujeres no son necesariamente un tormento, sino que lo que se produce es más bien un reajuste de ciertas pautas. Con la edad, "el atractivo no consiste en tener un aspecto lo más juvenil posible, sino en estar bien cuidada y arreglada", observa el psicólogo Frieder Lang. La cosmética, el estilo y los cuidados personales pasan a un primer plano.

Para muchas mujeres el paso del tiempo incluso puede ser una liberación, porque muchas que siendo jóvenes se sentían mal por no corresponder el ideal de belleza vigente, de pronto se sienten muy aliviadas y cómodas moviéndose en un universo donde los parámetros son totalmente distintos.

"Muchos estudios demuestran que las personas que se sentían disconformes con su físico a los 20 ó 30, con el tiempo, a los 50 ó 60, pueden sentirse muy atractivas", comenta Lang.

No pocos asesores de moda, revistas femeninas y blogs de belleza han descubierto esta audiencia "de 50 para arriba", y apuestan a reforzar la estima y la seguridad con la que las mujeres llevan sus años, porque "el 50, como número, ya no es un factor de miedo como hace diez años", opina la especialista de estilo Martina Berg.

Berg recomienda que las mujeres no intercambien prendas con sus hijas sino que, muy por el contrario, busquen realzan sus propios puntos fuertes. Ella aconseja que seamos más osadas con los colores, incluso en los labios, que bien pueden soportar la fuerza de un rojo llamativo. De todos modos, en la vida diaria, Berg dice que es mejor no exagerar con el maquillaje. "Menos es más", asegura, y que recomienda no pasarse del labial, el rimel y el rouge.

¿Pero qué hacemos con las arrugas? Aunque nos cuidemos de mil maneras, ¡ahí están! Pues bien, con eso las estrategias pueden ser muy distintas. Algunas mujeres las aceptan como un símbolo de madurez. Otras, en cambio, se acongojan infinitamente al verlas. Para esos casos, la Medicina moderna ofrece por supuesto varias posibilidades, que son mucho más usuales que hace una década.

Si eso le hará sentir mejor, no demore las averiguaciones. De todos modos, hay que tener bien en claro que las intervenciones tampoco hacen magia. Las cirugías estéticas pueden reducir algunas arrugas y darle al cuerpo un toque importante de frescura, pero seguro que no van a convertir a alguien de 70 en una joven de 20.

Además, otra cosa a tener en cuenta es qué queda después de la operación. ¿Se ve más la intervención que el rostro de la persona? En todo caso, muchas veces los rostros, aunque estén llenos de arrugas (o precisamente por eso) pueden ser maravillosamente bellos.

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