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Por eso mismo es que los médicos aún deben hacer un importante trabajo de esclarecimiento al respecto.
Los medicamentos suelen recetarse en caso de depresiones de cierta gravedad. La esquizofrenia, por ejemplo, no puede tratarse sin medicamentos, y también se los suele emplear en trastornos de ansiedad o fobias.
Sin embargo, el tratamiento con medicamentos es sólo una parte de la terapia. Sin sesiones con un psicoterapeuta que acompañen el proceso, los psicofármacos no tienen sentido, coinciden los especialistas.
En primer lugar, las pastillas reducen determinados síntomas de la enfermedad. Si una persona depresiva con alteraciones del sueño toma un medicamento que le regule el sueño, se sentirá mejor de día, por ejemplo. De esta forma se vuelve más fácil superar los demás síntomas. Muchas veces, gracias a las pastillas, las personas son en principio puestas en condiciones para poder comenzar, al menos, una psicoterapia.
Sin embargo, los psicofármacos tienen también efectos no deseados. Por eso, es importante que los pacientes les pregunten a sus médicos acerca de ellos. Los efectos secundarios, como alteraciones en las erecciones en el caso de los hombres o un posible aumento de peso debido a los antidepresivos que ayudan a conciliar el sueño deben ser analizados en relación a su costo-beneficio. Es por eso que es muy importante ser sincero con el médico.
Determinados psicofármacos, como las benzodiazepinas -sustancias similares al valium- pueden generar dependencia a largo plazo y es por eso que no hay que tomarlos durante un tiempo muy prolongado. Otros antidepresivos, en cambio, no generan dependencia ni modifican la personalidad. Por el contrario: gracias al efecto de los medicamentos, el paciente vuelve a tener la personalidad que tenía antes de enfermarse.
Los psicofármacos tienen un efecto directo sobre el cerebro. Intervienen en el intercambio de neurotransmisores e influyen de esta forma en las sustancias mensajeras importantes en nuestro cerebro para nuestros comportamientos, emociones, percepciones y para el sistema nervioso autónomo. En última instancia, estas sustancias intentan recomponer el equilibrio.
No hay que olvidar que e tratamiento con psicofármacos es un proceso de larga duración. El efecto deseado suele percibirse recién después de días o semanas. Los efectos adversos, en tanto, se perciben de inmediato. Por eso es importante superar esta etapa difícil cuanto antes. Aquí es donde desempeña un papel clave el acompañamiento psicoterapéutico.
Por lo general, quien sufre de problemas psíquicos no debería esperar demasiado tiempo. Cuanto antes se reconocen las enfermedades, mejor se pueden tratar. Esto no quiere decir que los pacientes deben tomar medicamentos de inmediato. A veces alcanza con un tratamiento psicológico.