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Los análisis de sangre son sumamente útiles porque no sólo nos permiten confirmar que no tenemos ninguna enfermedad, sino que, además, nos permiten ver cómo están los valores de múltiples parámetros. ¿La hormona tiroides está funcionando bien? ¿Tenemos bajo control el colesterol? ¿Cómo está siendo el funcionamiento del riñón? ¿Y los valores del hierro, están como deberían?
Todo esto es importante, porque cuanto antes detectemos anomalías, más fácil será corregirlas.
Además, tal como apunta el doctor Hans-Michael Mülenfeld, “algunas enfermedades no duelen”. Entonces bien puede ocurrir que tengamos valores elevados de azúcar en sangre y que ni lo notemos.
Por supuesto, tampoco se trata de estar todo el tiempo preocupado. Si nos hacemos los análisis y vemos que no tenemos nada, podemos consultarle a nuestro médico de cabecera cuándo sería conveniente volver y listo. Tal vez en los próximos años no sea necesario.