Papás divorciados: Niños que viven en dos casas

Los divorcios y separaciones ya no son algo poco frecuente ni mucho menos, y lo que pocos imaginan en el momento de separarse es la organización y logística que eso les exigirá si tienen hijos en común.

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Para los niños, puede tener aspectos a favor y en contra, como nos comenta Norma (nombre cambiado), que se separó de su pareja hace seis años.

En ese momento su hija Laura tenía dos años. Los padres acordaron que viviera fundamentalmente con la madre y que viera con regularidad al padre, pero el año pasado el padre de pronto quiso que la niña viviera con él y su nueva mujer. Norma no estaba de acuerdo y así fue como el caso fue a dar a tribunales. La justicia propuso entonces que aplicaran a modo de prueba un modelo mixto.

Desde julio de 2018 Laura tiene dos hogares. Los viernes, después de la escuela, se muda de casa. "Para ella es muy estresante, porque en concreto se ve obligada a planear toda una semana con anticipación", comenta Norma.

La relación con su ex pareja está plagada de tensiones, sólo se comunican por mail, y eso que tendrían muchísimas cosas de las que hablar, como por ejemplo: ¿Cómo anduvo Laura la semana pasada? ¿Se enfermó o estuvo bien? ¿Alguna novedad en la escuela? ¿Arreglaron algo para esta semana próxima?

"Lo que sucede es que Laura muchas veces termina siendo una especie de emisario, y eso no es apropiado para una niña de ocho años", comenta la madre. Según ella, la pequeña no se siente bien en esta situación y se lo hizo saber a la jueza a través de una carta.

Consultamos a una jueza que no está involucrada en el caso pero que ha tratado muchos similares. Dijo haber visto muchos niños que estaban muy contentos con ese modelo "mixto", y otros que estasban más bien sobrepasados por ese tipo de vida. "Lo mismo sucede con los padres", comenta Heike Hennemann, que recomienda, en caso de llegarse a un acuerdo, que los padres se repartan la presencia del hijo en partes iguales incluso antes de separarse.

Sybille Möller dirige una grupo para madres que educan solas a sus hijos y considera que el modelo de los dos hogares es bueno sólo cuando los dos padres están de acuerdo, de modo de que el niño no se vea expuesto a demasiadas desventajas o cuestiones negativas. "En caso contrario, el niño se ve rápidamente presionado para ver con quién quiere estar más y eso le genera un conflicto enorme, porque suele querer a los dos padres y no quiere que ninguno de los dos se ponga triste", explica.

Otra complejidad adicional se da cuando hay más de un niño en el medio de la ex pareja, y más aún cuando esos niños se llevan muchos años. En el caso de los más pequeños se recomienda que cambien más seguido de hogar porque tienen otra percepción del tiempo, así no se les hace tan larga cada estadía, en cambio los más grandes suelen estar toda una semana con uno de sus padres. "Eso puede llevar a que los hermanos que eran muy unidos se vean separados por esta situación", advierte Möller.

Pero también hay quienes ven sobre todo ventajas en este modelo, porque dicen que de ese modo el niño tiene a ambos padres presentes como modelo, algo particularmente importante para el desarrollo de la identidad de género. Además, cada padre tiene un modo totalmente distinto de manejarse con sus hijos, uno puede que sea muy práctico y el otro más cuidadoso. Ese cambio o esa diferencia es algo que los niños necesitan. ¿Y cómo es para los padres? El cambio también suele venir bien para que el trabajo y las tareas se repartan equitativamente.

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