No te dejes estar con las várices

Las várices no son un inconveniente meramente estético, también pueden generarnos problemas de salud. Las venitas pequeñas llegan a verse azules en la zona de los pies y de las piernas no son tanto problema. En cambio, las várices sí pueden serlo.

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Los problemas en las venas son un mal muy generalizado. La versión más "leve" son las venitas que asoman en la superficie de la piel ramificadas. "Suelen ser sólo un problema estético", explica el cirujano Thomas Noppeney. Hay muy pocos casos en los que se convierten en un verdadero problema.

Las várices tampoco son necesariamente un gran problema de salud, pero con el tiempo eso puede llegar a cambiar. Cuanto antes uno las aborde con un tratamiento, mejor, porque "son una indicación de que las venas no están bien", comenta el Dr. Lothar Brümmer, especialista en el tema.

Las venas transportan sangre al corazón yendo en contra de la fuerza de gravedad. Tienen unas "tapitas" que se encargan de que la sangre no fluya hacia abajo. Si esas "tapitas" dejan de funcionar al cien por cien y no se cierran por completo, la sangre se acumula en las piernas y, en consecuencia, forma várices.

Si uno detecta y trata el problema en una etapa temprana, puede llegar a generar una diferencia consumiendo las pastillas adecuadas. "Se trata de extractos vegetales que pueden comprarse sin receta", comenta la farmacéutica Ursula Sellerberg de Alemania. "El efecto suele verse después de varias semanas", advierte. En las farmacias también venden cremas especiales para las venas, pero esos ungüentos por lo general sólo tienen un efecto refrescante, que alivia y cuida la zona, pero no trata el problema.

Si las pastillas y los ungüentos no generan mayor cambio o si los síntomas empeoran con el tiempo, es bueno recurrir a un flebólogo o a un cirujano especializado, porque si uno no trata el problema puede que comience a tener dolores o incluso úlceras y trombosis.

El médico suele evaluar el estado de las venas con ayuda de una ecografía. A veces es suficiente con que el paciente use medias que le compriman las piernas. En otros casos el médico decide inyectar líquido en las venas para obturarlas y de ese modo eliminarlas. Lo que se busca por esta vía es evitar complicaciones y mejorar la estética, pero nada garantiza que no aparezcan várices nuevas.

Otro modo de tratarlas es con terapia láser. Los rayos láser recalientan las paredes de las venas y hacen que el conducto se contraiga y se cierre. Si las várices son grandes y dolorosas, es posible retirar las partes más dañadas con un procedimiento que se conoce como safenectomía ("stripping" en inglés).

"Lo importante es decirles todo a los pacientes, y comentarles desde un primer momento que es posible que algunos años después de la intervención las várices vuelvan a aparecer", advierte Noppeney. La reaparición o no del problema depende en cierta medida del estilo de vida. Si uno pasa muchas horas sentado o de pie en el trabajo, corre más peligro de que la sangre se estanque en las venas. El sobrepeso también es un gran problema.

De todos modos, no es que podamos solucionar todo cambiando nuestro modo de vida. También hay casos definidos por la genética. Las mujeres suelen verse más afectadas por las várices que los hombres. "Hasta hoy no se tienen pruebas científicas claras de por qué es así", comenta Noppeney.

Si uno quiere hacer algo para prevenir este problema, lo mejor que pude hacer es poner las piernas a menudo en alto. "Incluso cuando uno está mucho tiempo sentado o de pie puede mover los pies de vez en cuando. Eso ya ayuda a evitar que la sangre se estanque", comenta Sellerberg.

Hacer deportes también resulta muy favorable. Y cuando uno se ducha, antes de terminar, es muy bueno darles a las piernas un golpe de agua fría. También hace muy bien beber mucho líquido. Dos litros al día es lo ideal. No vale cualquier líquido. Debe ser agua o algún té sin azúcar.

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