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Nosotros, como padres, no tenemos que buscar la aguja en el pajar. Podemos observar algunas variables para saber qué es lo que empeora el estado y qué es lo que les hace bien. Vale la pena tener algunos factores bajo observación para que a todos les resulte más sencillo vivir con ese mal.
Las prendas deben ser lo más suaves posible, apunta la especialista Julia Kahle, "a fin de evitar los roces mecánicos que podrían irritar aún más la zona sensible. A veces se trata de prestar importancia a los detalles: puede que llevando una prenda al revés evitemos el roce con las costuras, o que quitar las etiquetas evite molestias en la zona del cuello", explica. También hay quienes recomiendan llevar sólo ropa de puro algodón.
Es fundamental que la persona con dermatitis atópica no ingiera alimentos que le puedan producir alergias. Algunos inconvenientes, como las intolerancias, son más difíciles de detectar. Lo más eficiente es observar la reacción del cuerpo después de las comidas. Lo mejor que pueden hacer los padres es apuntar qué comió o bebió el pequeño y observar las reacciones, que pueden darse hasta 72 horas después.
Para los primeros seis meses Julia Kahle recomienda no utilizar ningún producto con perfume o conservantes. Puede que un niño con dermatitis atópica quiera comprarse una crema de rico perfume cuando entra en la pubertad. "En ese caso, es preferible que compre esa crema antes de que deje de humectarse la piel", asegura la especialista. En líneas generales, los padres deben armarse de paciencia y probar qué es lo que le hace mejor a su hijo.
La reacción normal es que, si algo nos pica, nos rasquemos. El problema es que eso vuelve a generar daños en la piel y, además, dispara un círculo vicioso. La pizacón leve o media puede aliviarse con frío. Otra alternativa sería rascar la zona, pero hacerlo con la palma de la mano o con los nudillos. También puede ser útil "amasar", masajear o presionar la parte afectada. Hay niños a los que incluso puede hacerles bien rascarse zonas de la piel que no son directamente las que pican. Y por qué no probar "rascar en el aire", por sobre el lugar afectado, tal vez ayude.
La dermatitis atópica no se puede ocultar. Es bueno que como padres hablemos abiertamente con nuestros hijos sobre las posibles reacciones de los demás y que además hablemos con las maestras y los familiares, es decir, con las principales personas de referencia en los círculos que más frecuenta el niño. En muchos sitios sigue circulando el rumor de que es contagioso, pero no es así, asegura Kahle.
Además, la máxima más útil siempre es demostrarle mucho cariño al niño y darle a entender que uno lo quiere tal cual es, sin importar qué aspecto pueda tener su piel.