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La rosácea es una inflamación de la piel y es crónica, es decir, no desaparece con el tiempo. Afecta a las mejillas, la pera o la frente. Con el tiempo suelen salir pústulas, por lo cual puede ser confundida con el acné. Pero, a diferencia del acné, la rosácea suele comenzar a los 30 o 40. En el caso de los hombres, se concentra muchas veces en la nariz.
Si se quiere evitar su avance, es imprescindible consultar con un dermatólogo, que suele recetar una crema con antibióticos y antiinflamatorios que debe ser usada por un periodo largo.
Pero más importante aún es adaptar el estilo de vida a la enfermedad, es decir, protegerse de la luz del sol con una crema con factor 50 y no exponer la cara a los rayos directos del sol. También hay que detectar qué empeora la rosácea: en algunos casos es el alcohol, en otros las comidas muy picantes o las bebidas muy frías o calientes.
Aún no se sabe bien por qué se genera la rosácea, aunque se cree que es una condición genética.