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Incluso a las personas más mayores les importa que sus anteojos estén a la moda y se vean bien. Entonces, ¿por qué no elegir unas gafas que sean algo más que un instrumento para ver?
Lo importante es saber que no cualquier anteojo es para cualquiera. A la hora de comprar las gafas, hay que prestar atención a que la forma y el color de los anteojos sean los correctos. Por lo general, el rostro ovalado se acerca a nuestro ideal de belleza. Con unos anteojos bien elegidos, uno se puede acercar bastante a este modelo ideal.
Las personas de cara alargada deberían elegir un modelo rico en contrastes. Si se tiene una cara más bien corta, es mejor elegir un modelo más claro, que divida el rostro lo menos posible. Incluso pequeños defectos de belleza se pueden corregir o disimular con los anteojos correctos. Un modelo que es oscuro arriba y más claro abajo, por ejemplo, destaca las cejas. Esto es útil para todos aquellos que tienen pocas cejas. Otro tip interesante, especialmente con el paso de los años: las gafas cateye (ojo de gato) tienen, gracias a su forma ligeramente hacia arriba, un efecto lifting.
A la hora de elegir el marco, los usuarios deben prestar atención a sus características, como el color y tono de su piel. Las personas de cabello rubio, blanco o gris claro, ojos azules y piel clara no deberían recurrir a un marco muy oscuro, ya que en ese caso las gafas le robarán protagonismo a su propia cara, lo cual no es la idea.
Por lo general, lo ideal es no orientarse solo por la moda: a veces es mejor elegir un modelo sin tiempo que subraye la propia personalidad. A fin de cuentas, los anteojos son algo que se usa todos los días. Y uno debe sentirse cómodo al usarlos.
Cuanto peor se ve, más dinero hay que gastar en las gafas. Si solo se necesitan anteojos para leer, es posible que el problema se pueda solucionar comprándolas en la farmacia del barrio a buen precio para salir de paso. Sin embargo, si se las va a usar mucho, no es lo ideal. Por otro lado, la calidad del marco no siempre depende del precio. A veces los anteojos simplemente cuestan más porque son de una marca conocida. Por otra parte, hay marcos muy buenos a precios convenientes, sólo que no son de marcas ni diseñadores conocidos.
En todo caso, lo mejor es consultar siempre con un buen óptico u oculista. En promedio, las personas que usan gafas necesitan cambiarlas cada tres años y medio. Las personas muy dependientes de la moda suelen hacerlo incluso cada dos años. Por otra parte, los usuarios de anteojos cuentan cada vez más con varios pares. Este es el caso, sobre todo, de quienes necesitan distintos anteojos al día, como uno para la miopía para conducir o andar por la calle y uno que les permita descansar la vista cuando están delante del ordenador.