Cargando...
En casos extremos, ese tipo de enfrentamientos pueden llevar a que alguien termine de baja médica, vaya al trabajo sin ganas o se deprima.
Por eso los especialistas en asuntos laborales siempre recomiendan el diálogo para evitar que las diferencias se salgan de cauce. La mayoría de las veces, las personas involucradas no quieren hablar porque no se soportan. Pero hay que dejar de lado el miedo a la confrontación directa. Estar desahogándose después del trabajo con amigos o la pareja no sirve.
A la hora del diálogo, conviene emplear formulaciones amables. Es importante detectar la causa de las peleas. ¿El problema es realmente que el otro dejó una taza con café sin lavar, o esa es la punta del iceberg de una diferencia mayor?
Los jefes sólo deberían intervenir en este tipo de diferencias si lo piden los enemistados, o si el jefe nota que, debido al conflicto, se ve perjudicado el trabajo. El jefe debería escuchar a las dos partes y pedirles que encuentren una solución junto a él o que la elaboren entre ellos y se la presenten. Si no se llega a una solución, se le puede pedir ayuda a un mediador externo.