Cursos de autodefensa para mujeres

Una mano tocándole el trasero o la sensación de que la están persiguiendo: hay muchas situaciones en las que una mujer se siente en riesgo. En casos extremos, saber actuar con decisión y defenderse puede ser una cuestión de vida o muerte.

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Sin embargo, incluso aunque una mujer se sienta desvalida frente a un hombre ya sólo por su contextura, hay algunas cosas que se pueden hacer para no quedar tan expuesta ante el atacante. Si un hombre, por ejemplo, le toca el trasero a una mujer contra su voluntad en la discoteca, esta tiene varias opciones: avisar en el mostrador que la están acosando, abandonar el local haciéndole una seña previamente pautada a una amiga o decirle bien fuerte y claro al agresor que mejor saque sus manos de donde las puso.

Llamar la atención lanzando una advertencia en voz bien alta puede ser de ayuda, también en las calles. Es importante tratar al agresor de usted: "¡Déjeme en paz!". De esta forma, la gente a su alrededor sabrá que no se trata de una broma sino de una amenaza real, y que la mujer no conoce al agresor ni es su amiga.

Saber defenderse en una situación de riesgo se dice fácil pero no es tan simple. Muchas mujeres sienten que se van a desmayar cuando se sienten en peligro. Los psicólogos advierten que, sin embargo, algunos pequeños movimientos con la cabeza, el pie o la mano le permiten a la persona que se siente paralizada volver a recobrar la conciencia y decirse a sí misma: "¡Puedo hacer algo!".

Las mujeres que saben que se bloquean en situación de peligro pueden por eso adoptar ciertas técnicas que van desde autoafirmaciones hasta cursos de autodefensa. En estos, las participantes recrean distintos escenarios. Uno de los ejercicios consiste en gritar, algo que para muchas mujeres es difícil por la educación que recibieron. Las mujeres también pueden entrenarse golpeando colchonetas. De esta forma pueden darse cuenta de que tienen mucha más fuerza de lo que creían.

Siempre es mejor poder alejar al agresor solo con un grito sin tener que emplear la fuerza. La mayoría de los acosadores suelen dejar en paz a su víctima cuando notan que ésta se resiste. Sin embargo, cuando el atacante tiene atrapada a la víctima, hay algunas técnicas de autodefensa bastante simples con las que una mujer puede liberarse. El principio que rige la autodefensa es siempre "qué tengo libre, a dónde llego". Para incorporar las técnicas sirve praticar durante un tiempo artes marciales como el jiu-jitsu.

Pero también hay ejercicios que pueden praticarse en casa para fortalecer el yo. Los psicólogos afirman que las mujeres pueden imaginar una situación de peligro en casa y, al mismo tiempo, golpear con fuerza un almohadón y gritar "no, no no".

Otras mujeres llevan con ellas un spray de gas pimienta cuando salen, aunque muchos expertos no los recomiendan. El riesgo de lesionarse una misma durante una trifulca arrojándose el spray a los ojos es bastante alto.

Mucho mejor que el spray es llevar consigo un silbato potente. El ruido que genera puede hacer que el agresor salga corriendo.

Es importante salir a la calle sintiéndose segura y pensando que se es fuerte y se tienen posibilidades de defensa. Y con la certeza de que si pasa algo, al menos se cuenta con un par de herramientas para tratar de defenderse.

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