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Desde pequeños nos enseñan que una buena higiene bucal es fundamental. Y es cierto: para tener dientes sanos, es necesario lavarlos dos o tres veces al día. Pero, ¡cuidado con el cepillado! Si cepilla muy fuerte sus dientes, y con ello sus encías, corre el riesgo de sufrir algunas consecuencias dolorosas.
El cepillado fuerte hace que, en el peor de los casos, se retraigan las encías. Esto lleva a que queden expuestos los cuellos del diente y se sientan molestias al tomar bebidas frías o consumir comidas muy calientes, ya que éstas llegan directo al nervio dental.