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Así y todo, muchos empleados temen contarle a su jefe que las padecen. Por lo general, prima el temor de que "blanquear" una enfermedad así perjudique el propio ascenso laboral.
¿Pero es realmente tan riesgoso contarle al jefe acerca de una enfermedad? Algunos expertos en temas laborales recomiendan ser cuidadoso a la hora de hacer este tipo de confesiones, ya que se puede acabar siendo encasillado.
En realidad, no hay ninguna obligación de hablar públicamente de las propias dolencias si se trata de cuestiones como presión alta. En ese caso, y mientras el problema no afecte las tareas con las que se debe cumplir, es un asunto privado. Distinto es el caso si la enfermedad tiene un impacto directo en el trabajo.
Sin embargo, antes de conversar con el jefe, los afectados harán bien en hablar primero con un médico, ya que cada caso es distinto según el trabajo y la enfermedad. Aquí, un pantallazo:
- Diabetes mellitus: si el nivel de azúcar está normalizado, el diagnóstico no suele representar un problema para el empleado. Sin embargo, sí es importante que pueda tomarse pausas regularmente. Si estas pausas a horas determinadas no son posibles, la cuestión se vuelve más peligrosa. Por eso, para determinadas profesiones o actividades es importante dejarse asesorar por un médico. En ese caso, también es imprescindible que el empleador esté al tanto de la enfermedad, ya que existe la posibilidad de que el empleado trabaje en otra tarea y bajo otras condiciones.
- Migrañas: los fuertes ataques de dolor de cabeza, frecuentemente asociados con malestar y sensibilidad a la luz, pueden ser peligrosos para muchos empleados. En esos casos, el empleador debería estar al tanto. Si se trabaja en una oficina y se logran controlar las molestias con medicación, no hay por qué informar al empleador. Además, lamentablemente, muchas veces los hombres y mujeres que dicen sufrir de migrañas no son tomados lo suficientemente en serio. Pero si los ataques en la oficina son tan fuertes que impiden al empleado trabajar por un rato, es conveniente hablar con el jefe.
- Presión alta: hay trabajos en los que los conflictos, la presión de tiempo o el estrés extremo son una parte insoslayable. Para los trabajadores con presión alta esta no es la situación ideal, aunque una buena medicación puede ayudar. Por eso, los afectados no deben informar siempre de inmediato al jefe al respecto. Sin embargo, dependiendo del clima que haya en la empresa, a veces sí tiene sentido. Una solución posible es repartirse las tareas de modo de contemplar la salud de las personas afectadas.