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"No hay un valor por el que puedan orientarse los afectados. Lo mejor es establecer de qué grupo de riesgo se forma parte", explica Reinhold Lunow, director de la Clínica de Diagnóstico y Medicina Preventiva en Bornheim, Alemania.
Quien ya tuvo un infarto de corazón o una apopeljía forma parte del grupo de mayor riesgo. Esto también vale para pacientes que tienen diabetes con daño de órganos. "En esos casos, el valor LDL debería ser de 70, mientras que en el caso de una persona sin riesgos puede ser de 135", dice Lunow. Ese sería el caso de una persona joven y no fumadora cuyos parientes no sufrieron infartos ni apoplejías.
Si el valor es alto se puede tratar de equilibrarlo con deporte y una alimentación balanceada. "Hay que comer más productos vegetales y menos grasas de ciertos animales", recomienda Lunow, es decir, verduras, pescados y aceite de oliva. "Además, deberían practicarse al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana", señala. Si el valor sigue siendo crítico tras un periodo largo, es hora de hablar con el médico sobre la ingesta de algún medicamento.