Cómo guardar el secreto sin que se note la edad

“¿Cuántos años me das? ¿50? ¡No! A lo sumo 40”. A veces se dicen esas cosas para halagar, pero lo cierto es que algunas personas no parecen envejecer, mientras que otras, a los 50 y tantos, ya parecen bien mayores. ¿Qué es lo que hace la diferencia?

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La pregunta central es si alguien envejece bien o mal y, de una u otra forma, está en nuestro poder decidir cómo envejecemos. “A diferencia de la edad cronológica, uno puede influir en su edad biológica, porque hay un 30 por ciento que está determinado por los genes, pero otro 70 por ciento lo define el estilo de vida que lleve cada uno”, explica el investigador Lenhard Rudolph.

Parece ser algo muy trivial, pero es así: llevar una vida sana hace que uno se mantenga joven. No engordar demasiado, evitar el cigarrillo, tener un consumo moderado de alcohol y hacer deporte son los pilares básicos. El deporte, por ejemplo, hace que el estrés tenga un menor impacto en el cuerpo, y eso a su vez demora el envejecimiento, tal como explica Rudolph.

¿Cómo se sabe entonces cuál es la edad biológica de alguien? Los especialistas buscan desde hace décadas la respuesta. No hay una conclusión inamovible y es imposible decirle a alguien “tienes 50 en el calendario, pero 40 desde lo biológico”.

Hay valores que van cambiando con la edad. Los científicos los llaman “biomarcadores”. Un clásico dentro de esos parámetros son las moléculas de azúcar que están sujetas a proteínas. La cantidad de esas “proteínas glicadas” aumenta con el paso del tiempo. Sin embargo, no son un valor que defina el total del estado de una persona.

Pero sí hay valores que pueden indicar el nivel de riesgo al que se expone alguien por una operación; el éxito de algunas terapias y lo que se puede cambiar a partir del estilo de vida. ¿Sirvió cambiar la dieta? ¿Tuvo algún impacto positivo dejar de fumar? Si los biomarcadores indican que esos pasos no empeoran la edad biológica o que incluso vuelven más joven, es una muy buena motivación para continuar por ese camino.

Pero la conducta no lo es todo a la hora de rejuvenecer o demorar el envejecimiento. La mente es un factor primordial. Si alguien está pensando todo el tiempo lo terrible que es el paso de los años, seguramente se verá mayor. Eso es algo bien sabido. “Mi cuerpo se está debilitando”, “puedo enfermar en cualquier momento” y demás pensamientos por el estilo tienen un efecto negativo en cualquiera.

Cuando eso sucede, se produce un “envejecimiento psicológico subjetivo”. Dicho con otras palabras: uno tiene los años que siente tener. Pero no es tan terrible como parece. De hecho, la mayoría de las personas suelen sentirse más jóvenes de lo que son. Así lo demuestran todas las investigaciones. Hay pocas personas de 80 que dicen sentirse de 80 o más, y si alguien se siente internamente más joven, se mantendrá más activo.

Es necesario combatir las imágenes negativas del envejecimiento, tanto a nivel social como individual. Las personas mayores nunca fueron tan sanas como en la actualidad, con lo cual no hay que asociar el envejecimiento a una decadencia física o a un descalabro inevitable.

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