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Seis consejos para proceder de la forma más indicada durante la búsqueda, dosificación y combinación de aromas.
BÚSQUEDA: Quien desee encontrar la fragancia adecuada debe tomarse tiempo para ello. Siempre vale la pena probarla previamente en el cuerpo, porque en cada persona olerá distinto. Además los compradores en las perfumerías toman en cuenta en primer lugar las notas de cabeza y recién mucho después las notas de corazón. Mejor dejar que ambas se desplieguen con tranquilidad.
ELECCIÓN: El olfato se cansa rápidamente cuando debe diferenciar fragancias distintas. Por eso la experta de IKW Birgit Huber recomienda empezar primero con los aromas más suaves y no probar demasiados al mismo tiempo, con un máximo de cinco o seis diferentes. Y, si son muy similares, experimentar incluso solamente dos o tres.
APLICACIÓN: Para que el aroma sea efectivo, debe aplicarse en áreas cálidas de la piel con buena irrigación sanguínea, por ejemplo detrás de la oreja, en el pulso por debajo de la muñeca o en el codo. También el cabello recién lavado o las prendas de lana son sitios adecuados.
COMBINACIÓN: En ningún caso combinar aromas porque esto puede afectar la armonía de los componentes y provocar incluso un olor desagradable. Para ello debe tenerse en cuenta también la elección de desodorantes y cremas y preferentemente prescindir de productos con fuerte olor.
DOSIFICACIÓN: Quien utiliza de forma regular un perfume debe hacerlo de manera austera. La experta Birgit Huber advierte que el propio sentido del olfato se acostumbra rápidamente al olor y lo percibe con menos fuerza. Demasiada cantidad de una fragancia puede ser penetrante y desagradable para otras personas. En este caso puede ayudar cambiar cada tanto de perfume para volver a sensibilizar al propio olfato.
EMPLEO: En especial durante los días cálidos utilizar con discreción las fragancias, porque la mayor producción de grasa en la piel puede intensificar su efecto. Por la mañana es preferible utilizar aromas ligeros y prescindir de los perfumes más dulces y fuertes.
El perfume tiene la mayor concentración de aceite aromático, con un 20 a un 40 por ciento. Más ligeros en su intensidad son las Eau de Parfum, en los que la concentración de la esencia llega del 15 al 30 por ciento.
Y el Eau de Toilette, en tanto, solamente lleva del cuatro al ocho por ciento. Mientras tanto, el Eau de Cologne cuenta con una concentración aún más leve, de tres al cinco por ciento.