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El calor dilata los vasos y fomenta la irrigación. La elasticidad de los tejidos también aumenta con el calor.
Para hacer este rollo se necesita un litro de agua hirviendo y dos toallas. Primero, hay que doblar una de las toallas formando un ligero embudo en uno de los extremos. Luego, hay que tomar la segunda toalla y envolver con ella la primera. Finalmente, se añade el agua hirviendo en el centro de la toalla, por la parte que no forma embudo.
El rollo no debe estar completamente mojado por fuera y no puede gotear agua desde la punta, ya que en ese caso se pueden producir quemaduras.
Antes de emplearlo, controlar la temperatura. Si está demasiado caliente, enrollarlo en otra toalla. Si la temperatura es agradable, colocarlo en la zona deseada. Se lo puede usar por unos 20 minutos. Secar luego la piel para que la humedad no de frío.