Bendición y maldición de un medicamento efectivo: la cortisona

La mayoría de la gente mira con espanto a quienes toman corticoides. Pero la realidad es que se los sigue prescribiendo para numerosas afecciones como, por ejemplo, el reuma.

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Hay pacientes que deben tomar cortisona o mejor dicho glucocorticoides durante periodos prolongados y a veces llevan más de 30 años haciéndolo.

Los médicos reconocen que la mayoría de las personas a las que se les indican glucocorticoides tienen miedo de engordar. Un temor que, sin embargo, no siempre está justificado.

Los glucocorticoides se encuentran entre los antiinflamatorios más efectivos que conoce la medicina. Fueron descubiertos por investigadores en 1935 en la corteza de la glándula suprarrenal y 15 años después éstos obtuvieron el Premio Nobel de Medicina por ello. Los médicos comenzaron a usar glucocorticoides fabricados artificialmente para combatir inflamaciones o reacciones exageradas del sistema inmunológico, tanto de forma local como sistémica.

Se los encuentra en preparados de uso tópico como sprays nasales, cremas para la piel o sprays para el asma. No hay que entrar en pánico el médico los receta para combatir un resfrío alérgico o una neurodermitis, ya que los temores son de tiempos anteriores en los que los glucocorticoides se empleaban en altas dosis, lo que generaba reacciones adversas. Por lo general, en el caso de uso local, el principio activo no llega al sistema circulatorio y si lo hace, es en cantidades muy pequeñas.

En el caso de las cremas, si se las aplica en superficies grandes y por mucho tiempo, se puede afinar un poco la piel. Sin embargo, por lo general, los glucocorticoides actúan rápido, por lo que no se los usa por periodos prolongados. Si se usan los corticoides para tratar el asma, se recomienda lavarse los dientes después de cada aplicación y tomar algo. Sino, los cortocoides combaten el sistema inmunológico de la boca, lo que puede generar incómodas infecciones con hongos.

En algunos casos, empero, los glucocorticoides se toman de manera sistemática en forma de pastillas, con lo cual el principio activo llega a la sangre. Se los receta por ejemplo para tratar enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoidea, en las que el sistema inmunológico actúa contra el propio cuerpo. Son muy efectivos en estos casos, pero la desventaja es que, a la larga, pueden provocar osteoporosis.

Si bien los glucocorticoides tienen la capacidad de llegar directamente a las células del cuerpo, evitando que estas generen mediadores de inflamación, es decir, las sustancias que generan las inflamaciones, también intervienen en otros procesos, como el metabolismo. Por eso, a veces tienen efectos secundarios.

Los pacientes que toman corticoides durante un largo periodo pueden desarrollar, además de osteoporosis, una diabetes mellitus. Otros tienen problemas con la vista, como cataratas. Además, cómo se ve afectado el sistema inmunológico, los pacientes son más susceptibles a las infecciones. También aumento el riesgo de enfermedades del corazón y de los vasos.

Sin embargo, al igual que con cualquier medicamento, lo definitivo es siempre la dosis. Cinco miligramos al día de uno de los preparados más comunes, prednisolona, ayudan a la mayoría de las personas más de lo que las perjudican. Si se toman durante medio año más de 10 miligramos, probablemente sean mayores los daños que los beneficios. El objetivo es siempre ir reduciendo y finalmente eliminar los glucocorticoides.

Pero si no queda otra que tomarlos se pueden tomar algunas medidas para contrarrestar los efectos secundarios, como comer con calcio y hacer deporte para evitar la osteoporosis.

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