Por esto estamos más nerviosos e irritables en verano

El verano es una época que muchas personas esperan con ansias debido a las vacaciones, el clima cálido y las actividades al aire libre. Pero, entonces ¿por qué estamos más nerviosos e irritables en verano?

Irritabilidad en el verano.
Irritabilidad en el verano.Shutterstock

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Este fenómeno es más común de lo que parece y puede ser explicado por una serie de factores interrelacionados. El calor extremo afecta a nuestro cuerpo de diversas maneras. Cuando la temperatura externa es alta, el cuerpo trabaja más duro para mantener una temperatura interna estable, lo cual puede generar una sensación de agotamiento y estrés.

La exposición prolongada al calor puede causar deshidratación, lo que afecta el funcionamiento normal del cerebro y puede estimular una respuesta emocional negativa.

La falta de ingesta adecuada de agua puede llevar a la deshidratación, una condición que tiene efectos directos sobre nuestro estado mental. La deshidratación leve puede influir en el estado de ánimo, aumentando los niveles de ansiedad y afectando la capacidad para concentrarse.

Cambios en el ritmo circadiano

El aumento de horas de luz en verano altera nuestro ritmo circadiano, el reloj biológico que regula nuestros ciclos de sueño y vigilia.

Este desequilibrio puede resultar en trastornos del sueño, como el insomnio, que influye directamente en el estado emocional, aumentando la fatiga y la irritabilidad durante el día.

Con el sol poniéndose más tarde, las personas tienden a mantener sus actividades hasta más tarde en la noche, reduciendo las horas de descanso.

La falta de sueño de calidad es un desencadenante conocido de estados de ánimo negativos y puede intensificar la irritabilidad.

Entornos más ruidosos y concurridos

Verano es una temporada alta para las actividades sociales y el turismo. Las aglomeraciones, el ruido y la reducción de espacios personales pueden aumentar los niveles de estrés.

Irritabilidad en el verano.
Irritabilidad en el verano.

El ruido constante de las obras en la calle, festivales y tráfico puede ser mentalmente agotador y contribuir a una mayor irritabilidad.

Además, el verano trae consigo expectativas de diversión, eventos sociales y vacaciones. A menudo, estas expectativas pueden ser una fuente de estrés, especialmente si hay problemas económicos o logísticos involucrados.

Manejar la presión para disfrutar al máximo puede generar frustración, particularmente cuando las circunstancias no cooperan.

Consejos para manejar el nerviosismo e irritabilidad

Mantenerse hidratado: beber suficiente agua para contrarrestar el calor y prevenir la deshidratación.

Optimizar el sueño: establecer una rutina de sueño regular, incluso durante las vacaciones.

Buscar tiempo de tranquilidad: identificar espacios y momentos del día para relajarse y alejarse del ruido.

Practicar técnicas de relajación: incorporar ejercicios de respiración, meditación o yoga para disminuir el estrés.

Y, por supuesto, ¡buscar un lugar donde refrescarse y sonreír!

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