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A través de la práctica diaria, el estoicismo puede ayudarnos a desarrollar resiliencia, mejorar nuestra perspectiva y aumentar nuestro bienestar general.
Cómo practicar el estoicismo en el día a día
Reflexión matutina: comenzá cada día con una breve reflexión. Al despertar, dedicá unos minutos a considerar cómo deseás enfrentarte a las tareas del día.
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Los estoicos sugieren preguntarse: “¿Qué puedo controlar hoy y qué no puedo?” Esta simple meditación te prepara para enfrentar el día con tranquilidad y enfoque.
Identificación de lo controlable: una de las principales enseñanzas del estoicismo es diferenciar entre lo que está bajo nuestro control y lo que no lo está.
Practicá esto a lo largo del día observando tus pensamientos y emociones. Preguntate si estás reaccionando a algo que podés controlar. Si no es así, trabajá en dejarlo ir.
Práctica del agradecimiento: los filósofos estoicos enfatizaban la importancia de apreciar lo que ya tenemos. Incorporá una práctica diaria de gratitud: al final del día, anotá tres cosas por las que te sentís agradecido.
Esta práctica te ayuda a mantener una visión positiva y a enfocarte en lo importante.
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Visualización negativa: la visualización negativa, conocida como “premeditatio malorum”, consiste en imaginar posibles adversidades que podrías enfrentar. Esta práctica no es pesimista; más bien, busca prepararte emocionalmente para enfrentar las dificultades.
Al considerar posibles escenarios negativos, podés disminuir el impacto que podrían tener en vos.
Revisión nocturna: al final del día, dedicá tiempo a reflexionar sobre tus acciones y decisiones. Preguntate si actuaste de acuerdo con tus valores y si manejaste correctamente lo que estaba bajo tu control.
Esta introspección nocturna te permite aprender de tus experiencias y mejorar continuamente.
Cultivar la indiferencia: otra práctica estoica es la indiferencia hacia lo externo. Esto no significa apatía, sino más bien reconocer que la verdadera esencia de uno no depende de factores externos.
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Trabajá en desarrollar una mentalidad en la que tu paz interior no se vea afectada por eventos fuera de tu control.
Aplicación de premisas estoicas en interacciones: utilizá los principios estoicos al interactuar con los demás. Practicá la empatía, escucha activa y claridad en la comunicación.
Intentá entender antes de buscar ser entendido, y mantené la calma ante provocaciones o críticas injustas.
Meditación estoica regular: la meditación es una herramienta eficaz para la práctica estoica. Dedicá tiempo diario a la meditación guiada por principios estoicos: enfocate en la conciencia plena, aceptá lo que no podés cambiar y relajá tu mente para ganar claridad sobre tus prioridades.
El estoicismo, con su enfoque en el autocontrol, la resiliencia y la claridad mental, ofrece herramientas poderosas para vivir una vida equilibrada y significativa.
Al integrar estas prácticas en tu rutina diaria, podés aumentar tu capacidad para enfrentar desafíos y encontrar la paz interior.
Al final, el estoicismo nos enseña que, aunque no podemos controlar los eventos externos, siempre podemos elegir cómo respondemos a ellos.