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El fenómeno de la sequedad ocular puede deberse a diversas causas y factores de riesgo.
La sequedad ocular se produce cuando hay una insuficiente producción de lágrimas o cuando estas carecen de una adecuada composición, lo que provoca que la lubricación de la superficie del ojo no sea suficiente.
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Una de las causas más comunes es el envejecimiento. Con el paso del tiempo, la producción de lágrimas puede disminuir.
También influyen los factores ambientales, ya que la exposición al viento, el humo y el aire seco pueden aumentar la evaporación de las lágrimas.
El uso prolongado de dispositivos digitales es otra de las causas. La falta de parpadeo frecuente durante el uso de pantallas contribuye a la sequedad ocular, así como el uso de lentes de contacto ya que los mismos pueden interferir con la película lagrimal.
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Algunos medicamentos, como los antihistamínicos, antidepresivos y medicamentos para la presión arterial pueden reducir la producción de lágrimas.
Además, afecciones como el síndrome de Sjögren también pueden afectar la producción de lágrimas.
Síntomas y tratamientos de la sequedad ocular
La sensación de ardor o picazón en los ojos es uno de los principales síntomas, así como el enrojecimiento y la sensibilidad a la luz. También la visión borrosa o sensación de arenilla o cuerpo extraño en el ojo pueden ser síntomas a tener en cuenta.
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Existen diversos enfoques para aliviar la sequedad ocular, desde tratamientos simples hasta opciones médicas avanzadas. Algunas recomendaciones incluyen a las lágrimas artificiales, una solución inmediata y efectiva para mantener la humedad ocular. Existen diferentes fórmulas, por lo que es aconsejable probar varias para encontrar la que mejor funcione para cada persona.
Los cambios en el estilo de vida son fundamentales. Recordar parpadear a menudo, especialmente durante el uso de dispositivos electrónicos puede ser muy positivo. Además, se recomienda usar un humidificador en casa para aumentar la humedad ambiental.
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Recordá siempre usar protección ocular, lentes de sol envolventes cuando estés al aire libre para proteger tus ojos del viento y el sol.
Por otro lado, suplementos como los ácidos grasos omega-3 han demostrado mejorar la función lagrimal y reducir la inflamación ocular.
Para casos más severos, un oftalmólogo puede recomendar tratamientos como los inmunosupresores tópicos, pues medicamentos como la ciclosporina pueden ayudar a aumentar la producción de lágrimas.
La inserción de tapones lagrimales es otra de las opciones. Estos pequeños dispositivos bloquean los conductos lagrimales para reducir la pérdida de lágrimas.
Por otro lado, la terapia de luz pulsada intensa es un tratamiento que puede mejorar la función de las glándulas productoras de lágrimas.
La sequedad ocular es una afección tratable con un enfoque adecuado y, en muchos casos, puede manejarse de manera efectiva con cambios en el estilo de vida y tratamientos específicos.
Consultar con un especialista en salud ocular es clave para recibir un diagnóstico correcto y un tratamiento apropiado.