Cargando...
En las últimas décadas, se ha observado un aumento en el número de mujeres mayores de 60 años que participan en juegos de azar. Estudios sugieren que hasta un 5-10% de las jugadoras de bingo, una actividad particularmente popular entre las adultas mayores, podrían estar en riesgo de desarrollar problemas de juego.
Lea más: Consejos de seguridad para viajeros mayores: cómo disfrutar sin preocupaciones
El auge de los casinos y las apuestas online también ha hecho que el acceso al juego sea más fácil, contribuyendo al crecimiento de esta población de jugadoras.
Las señoras mayores tienden a tener preferencias específicas cuando se trata de juegos de azar. El bingo es especialmente popular, ya que combina el entretenimiento con la oportunidad de socializar. Las máquinas tragamonedas también son muy concurridas debido a su simplicidad y la rápida satisfacción que ofrecen.
Algunos juegos de cartas, como el póker de baja apuesta y otras variaciones simples de naipes, también son favoritos en esta demografía, ya que ofrecen una combinación de desafío mental leve y oportunidad de interacción social.
Lea más: Turismo senior: ciudades para visitar después de los 60
Comparativamente, estadísticas indican que, aunque los hombres mayores también participan en juegos de azar, las mujeres de esta edad son más propensas a desarrollar ludopatía. Entre los adultos mayores, se estima que un 3-6% de los hombres presentan problemas de juego en comparación con un 4-8% de las mujeres. Esta diferencia puede estar influenciada por los tipos de juegos preferidos y factores sociales y emocionales.
Qué factores contribuyen a que se desarrolle la ludópata en adultas mayores
Con el envejecimiento, muchas mujeres experimentan cambios significativos en sus vidas, como la jubilación, la pérdida del cónyuge o el distanciamiento de los hijos. Estos cambios pueden llevar a sentimientos de soledad y aislamiento social.
El ambiente de los casinos o bingos proporciona un sentido de comunidad y pertenencia, donde pueden interactuar con otros y sentirse parte de un grupo.
En algunos casos, las adultas mayores enfrentan preocupaciones financieras, ya sea por una pensión insuficiente o gastos médicos inesperados. El juego puede ser visto como una oportunidad para mejorar su situación económica, aunque a menudo agrava sus problemas monetarios.
Lea más: ¿Tiene sentido cambiar de estilo de vida en la vejez?
Por otro lado, la depresión y la ansiedad son condiciones que afectan a muchas personas mayores. El juego puede ser percibido como un escape temporal de estas preocupaciones, proporcionando una vía para el alivio del estrés, aunque sea a corto plazo.
La ludopatía en las adultas mayores no solo afecta su salud mental y física, sino que también puede tener repercusiones devastadoras en sus finanzas y relaciones personales. El endeudamiento, el deterioro de la salud mental y el daño a las relaciones familiares son solo algunos de los efectos más comunes.
Estrategias para prevenir y tratar la ludopatía en adultas mayores
Es esencial que las adultas mayores y sus familias estén informadas sobre los riesgos del juego y cómo identificar los signos de la ludopatía. Iniciativas comunitarias y programas de educación pueden desempeñar un papel crucial en la prevención.
Lea más: Tercera edad: consejos para mantener la calidad de vida y la fuerza
Una buena opción es recurrir a intervenciones terapéuticas. El tratamiento de la adicción al juego puede incluir terapia cognitivo-conductual, grupos de apoyo o incluso intervenciones médicas para abordar problemas subyacentes de salud mental.
Es fundamental contar con un enfoque integral que considere todas las dimensiones del problema.
Por otro lado, promover actividades sociales y culturales alternativas que no impliquen el juego, puede ser beneficioso para reducir la dependencia de los casinos o salas de bingo. Clases de arte, clubes de lectura o grupos de ejercicios son algunas opciones.
La adicción al juego es una cuestión compleja influenciada por diversos factores personales y sociales. Abordarla requiere de un enfoque holístico que respalde su bienestar emocional, social y económico.
Al aumentar la conciencia, mejorar el acceso al tratamiento y fomentar alternativas saludables de socialización, es posible ayudar a estas personas a llevar una vida más balanceada y significativa.