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La felicidad que muchas veces atribuís a ciertos alimentos tiene mucho que ver con la química de nuestro cerebro, especialmente con neurotransmisores como la serotonina y la dopamina.
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La serotonina, conocida como la “hormona de la felicidad”, se produce en el cerebro y el intestino. Su liberación puede ser estimulada por alimentos ricos en triptófano, un aminoácido esencial presente en alimentos como el pavo, los huevos y el queso.
En cuanto a la dopamina, este neurotransmisor está asociado al sistema de recompensa del cerebro, y su producción puede ser estimulada por alimentos ricos en tirosina, como la banana, el chocolate oscuro y los aguacates.
Comfort food: más allá de las nutrientes
El término “comfort food” describe aquellos alimentos que, al consumirlos, evocan una sensación de bienestar emocional o nostalgia. Estos alimentos suelen estar relacionados con experiencias personales y recuerdos de la infancia.
La comida actúa como un vínculo emocional y cultural, ya que puede recordar a nuestra infancia, celebraciones familiares o épocas felices.
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A menudo, el efecto reconfortante de estos alimentos está más ligado a la percepción y la expectativa que colocás en ellos, más que a sus propiedades nutricionales.
Los alimentos ricos en azúcar y grasa a menudo se asocian con una sensación de placer inmediato, aunque a corto plazo. Los carbohidratos simples aumentan rápidamente los niveles de azúcar en la sangre, lo que puede proporcionar un impulso instantáneo de energía y mejorar el estado de ánimo momentáneamente.
Por otro lado, las grasas proporcionan placeres sensoriales al comer, además de que son esenciales para la absorción de vitaminas y la producción de hormonas, incluidas aquellas que regulan el humor.
Además, los aspectos sociales de la comida también juegan un papel crucial en nuestras emociones. Compartir comidas fortalece los lazos sociales y fomenta un sentido de comunidad, lo que a su vez mejora nuestro bienestar emocional.
Estrategias saludables para sentirse bien
Para potenciar los beneficios emocionales de la alimentación de una forma saludable, se deben tener en cuenta algunas recomendaciones, como elegir carbohidratos complejos. Optá por granos enteros y verduras en lugar de azúcares simples para estabilizar el estado de ánimo y reducir las fluctuaciones energéticas.
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Incorporar ácidos grasos omega-3 también es muy beneficioso. Se encuentran en pescados como el salmón y las nueces, y se han asociado con la reducción de la depresión.
Mantener una dieta balanceada, y consumir una variedad de alimentos ricos en nutrientes puede apoyar la producción de neurotransmisores y promover la felicidad a largo plazo.
Los alimentos y las emociones están intrínsecamente conectados. Entender este vínculo nos permite tomar decisiones alimenticias más conscientes que no solo nutran nuestro cuerpo, sino también nuestro bienestar emocional.
Adoptar una dieta equilibrada y reconocida por sus beneficios psicológicos puede ser un camino hacia una vida más plena y satisfecha.