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¿De dónde sale el cambio de palabras, de pronunciación y hasta de acento dentro de nuestro idioma? “Existe una nueva generación que creció con la tecnología y prácticamente aprendió el habla desde lo que yo llamo el lenguaje ‘discoveriano’, nos encontramos con niños y adolescentes con expresiones mejicanizadas o colombianizadas. Es una cuestión de moda y tiene mucho que ver con lo que se consume en los medios masivos”, dice el docente Anselmo (Selmo) Ramos, experto en retórica, oratoria, comunicación.
-¿Cómo ve el español paraguayo?
Nuestro español fue tomando una caracterización diferente, no para mejorar; interesante el jopará y hasta muy entremezclado con la música. En el momento de expresar, ya sea en la conjugación o sintaxis es un desafío.
Por ende, una consecuencia directa en el momento de hablar es la falta de fluidez, al no poder conjugar o directamente no poder traducir el jopará al español; al que aprendió a hablar solo el jopará, le cuesta expresarse, especialmente cuando está frente a un auditorio foráneo.
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-¿A qué atribuye los cambios?
Somos muy de consumir lo foráneo y tiene mucho que ver con nuestra autoestima social baja. Es decir, consideramos que un producto extranjero es mejor porque habla mucho, y no siempre es así. El “español paraguayo” es uno de los mejores en la expresión, cuando se habla bien.
Las series de tevé influyen continuamente en la forma de hablar, especialmente en los niños, pero también debemos considerar que en la locución mediática se perdió el buen hablar, además de contar con pocas producciones que los niños y jóvenes puedan consumir, por ende, no tienen opciones de buen español.
-¿Al paraguayo se le pegan fácilmente otros acentos y modismos? De suceder y mediatizarse, desde aquí suelen haber grandes condenas “por traición”
Más bien es por nuestro acento átono, es decir no tenemos acentuaciones marcadas como los rioplatenses, nuestro tono es neutro. Es decir, fácilmente se nos puede pegar un acento foráneo, pero a eso le sumamos el que muchos compatriotas no aprecian la cultura paraguaya, incluyendo el idioma y el habla.
-Aparentemente la gente se divide (por la edad, por el nivel de educación, estrato social, si ha viajado o no, etc.) entre los que les da igual si se habla mal –hasta lo encuentran gracioso- y otro grupo, menor, que lamenta la pérdida del castellano de la poesía, la música, los escritores destacados.
Hablar bien es un desafío. El niño que habla bien puede sufrir bullying en la escuela, tal como los jóvenes y adultos sufrir la exclusión de ciertos ambientes. Es como que el hablar mal, ser incluso soez, forma parte de nuestra vida cotidiana. Deberíamos insistir más en las escuelas con la lectura, la dicción, la oratoria para formar de vuelta una cultura del buen hablar.
-Podríamos escribir el libro “en busca de la ll perdida”
Se va perdiendo por la extranjerización del idioma, así como por el poco interés de ciertos maestros en corregir vicios como solecismos, pobreza de vocabulario o errores gramaticales.
De igual manera, somos el único país que todavía, en parte, especialmente los adultos pronuncian bien la letra ll. El español paraguayo bien hablado es singular, y diría uno de los mejores en su expresión, su pureza y, por supuesto, sumándole el tono único con el que contamos.
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-¿Qué buscan sus alumnos de oratoria?
La mayoría busca trabajar su miedo, su miedo a expresarse, buscan levantar su autoestima, superar sus inseguridades. Además, con las redes se ha intensificado el interés en “la marca personal”, es decir ya no quieren solo subir fotos o videos mudos a sus páginas o cuentas sino quieren hablar, contar, influenciar, y claro, se encuentran con dificultades.
Por otro lado, tengo un público específico de profesionales interesados en la construcción de mensajes, organizar sus ideas y mejorar su vocabulario.
-¿Qué significa el acento para un pueblo?
Es la personalidad. Es su ser. Es interesante asistir a eventos internacionales y al paraguayo, así como al hondureño o panameño, no adivinan de qué país es su acento. El acento paraguayo es neutro, no tiene grandes repeticiones, pero, eso sí se debe trabajar la entonación, pues, puede volverse cansador. Una buena dicción y entonación, ayudarán a tener mayor fluidez y como resultado un ritmo que pueda atraer.
-Nómbreme 3 personalidades paraguayas que hablan muy bien en Paraguay.
Puedo nombrarte a Benjamín Fernández Bogado. Pero, si me preguntás por tres grandes oradores que resaltan en nuestra historia, más allá de las cuestiones políticas, te digo: Cecilio Báez, Luis María Argaña y Lino César Oviedo.
-Muchos consideran que no hace falta mejorar habla ni escritura si se entiende lo que quiero decir o expresar.
Es como decir “no me importa la plata, porque soy feliz igual”, cuando en realidad solo está justificando su impotencia o su falta de ganas. Escucho permanentemente a comunicadores expresar eso mismo para justificar su poco interés hacia la lectura, el conocimiento y la cultura general. Por ello siempre recomiendo un libro por mes. De cada libro aprenden 20 palabras nuevas y en 10 meses sumarían 200 palabras nuevas a su vocabulario.
-Menos que antes, pero hay personas que afirman que en Paraguay se habla mal por el bilingüismo.
Al contrario, el bilingüismo enriquece y deberíamos estar orgullosos de nuestros idiomas. Y ojalá se puedan aprender otras lenguas también. El verdadero origen de nuestro mal hablar es la poca lectura y la deficiente educación inicial. Este aprendizaje escolar es esencial. Si te fijás, en las libretas no se califica la expresión oral o la oratoria.
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“En Paraguay hablamos 5 idiomas”
“Siempre digo que en Paraguay hablamos 5 idiomas, en broma y en serio:
Tenemos el español bien hablado y expresado que muchos hablan.
Luego el guaraní bien hablado que también muchos compatriotas manejan.
En tercer lugar, el jopará de Emiliano R. Fernández, que es excelente, pues es la mezcla del buen guaraní con el buen español.
Pero también está el jehe’a, una mezcla fea de lo que quedó del guaraní y el español: “qué pikó”, “aostolado, peostolado”, “voy a ir a venir”, “che manduao, che acordado”, “ñorsa, kapé”, hay gente que solo se comunica de esta manera. También está el que te repite todo, “¿qué tal?” “qué tal”, ¿okyta? “okyta”.
Y, por último, el gutural, la persona que ya no expresa palabras sino más bien ruidos, sonidos, solo onomatopeya.
-¿Nos deja un buen consejo para hablar bien?
Interesarse en el sistema de aprendizaje que estoy desarrollando ahora y consta de 4 pasos contundentes que comienzan con los primeros diez segundos: Conectar con las emociones, imponerse con la personalidad y presencia, persuadir y sugestionar, para finalmente cerrar con la voz y las palabras adecuadas.