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Existen diversas razones para una pausa en la vida sexual de una persona: pueden ser personales, relacionadas con la salud o simplemente decisiones de vida.
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La actividad sexual, es una forma de ejercicio físico que contribuye al bienestar cardiovascular. Varios estudios sugieren que mantener una vida sexual activa puede asociarse con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares. La falta de actividad sexual implica una reducción en esta forma de ejercicio cardiovascular, aunque no es un sustituto completo de otras formas de ejercicio más intensas.
Además, la ciencia ha observado que las relaciones sexuales pueden estimular el sistema inmunológico. Un estudio realizado en la Universidad de Wilkes señaló que las personas que practican sexo con regularidad tienden a tener niveles más altos de inmunoglobulina A, un anticuerpo que ayuda a combatir enfermedades.
La falta prolongada de actividad sexual podría, teóricamente, reducir esta ventaja inmunológica.
Impactos psicológicos de la falta de relaciones sexuales
El sexo es conocido por aliviar el estrés y la ansiedad en muchas personas debido a la liberación de endorfinas y otras hormonas del bienestar durante el acto. Sin una salida para estas tensiones, algunas personas pueden encontrar que su nivel de estrés aumenta durante períodos de abstinencia sexual, aunque esto puede variar significativamente entre individuos.
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Las relaciones sexuales no solo benefician el cuerpo, sino también la mente. La falta de contacto físico y afecto durante un largo periodo puede llevar a sentimientos de soledad o depresión en ciertas personas. No obstante, estos efectos pueden ser mitigados mediante otras formas de contacto humano y actividades que promuevan el bienestar emocional.
Especialmente en relaciones románticas existentes, la falta de sexo puede causar una sensación de desconexión entre parejas. La comunicación efectiva y el compartir otras formas de intimidad son fundamentales para superar esta barrera.
Las parejas a menudo utilizan el tiempo sin sexo para explorar otras formas de intimidad, como el desarrollo de intereses comunes o la mejora de la comunicación. Este periodo puede ser una oportunidad para fortalecer otros aspectos de la relación.
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La falta de una vida sexual activa, por cualquier razón, no es motivo de alarma y sus efectos pueden mitigarse mediante otros cuidados de la salud física y emocional. Lo más importante es que cada individuo o pareja encuentre el equilibrio que funcione para su bienestar general.
Es crucial entender que la actividad sexual es solo un componente de la salud integral y que la comunicación y la conexión pueden adoptar muchas formas valiosas y significativas.