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“El león paraguayo ha vuelto a despertar”, “Paraguay recuperará la grandeza de antaño”, “La Albirroja dejó en alto la bandera paraguaya”, “El Paraguay es el mejor país de Sudamérica” y miles de comentarios vibrantes llenaron las redes con los triunfos de la Selección Paraguaya de Fútbol.
¿Por qué un partido de fútbol internacional es capaz de generar un sentir patriótico, nacionalista en los diversos sectores de la sociedad? “Básicamente, porque le hemos puesto la etiqueta de ‘nacionalista’ a ciertas expresiones culturales y sociales, como la selección del fútbol masculino de mayores. El nacionalismo y el patriotismo son ideologías políticas.
Quiero aclarar que cuando digo ‘política’, no me refiero ni a partidos ni a referentes actuales, sino a ideas, las cuales, como muchas otras, han pasado por los vaivenes de la historia y son ‘buenas y malas’, ‘lo mejor o lo peor’, dependiendo del contexto de quien opine”, dice, en una entrevista jugada, la socióloga Sofía Torales
En lo que a mí concierne, que un equipo de fútbol gane, y solamente eso, no es nacionalismo.
Veamos ejemplos: hay equipos de fútbol en Irlanda, Inglaterra y Alemania que suelen llevar banderas políticas, generalmente de izquierdas. El Atlético Bilbao de España tiene una cantera muy particular: solo jugadores con raíces vascas. El Rayo Vallecano, en España, tiene ese tinte popular de las izquierdas españolas. A lo largo de la Guerra Fría, los deportistas de élite (olímpicos) de países comunistas ganaron muchas medallas de oro para demostrar su “superioridad” frente al bloque occidental. Muhammad Ali, en EE. UU. fue un claro ejemplo de deportista con posiciones políticas públicas.
Entonces, si analizamos el fútbol paraguayo, no podríamos identificar que mueva, aliente o inspire una posición política en ningún sentido.
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-Dicen que sirve para la autoestima nacional, para “levantar la cabeza”
En mi opinión, no. Y es justamente por eso: porque los jugadores ni los técnicos asumen una postura política clara y sincera. Y esto se ve complicado por la dirigencia futbolística, porque son de público conocimiento los procedimientos amañados, lo leemos en las noticias. Hay evidencia, así, alguien que no se rige por el mero sentimentalismo rápidamente puede concluir que el fútbol no es precisamente solo una pasión.
-No obstante, es envidiable cómo mueve multitudes, lo que no logran otras organizaciones sociales por el bien común.
Es bueno cuando un deporte puede realizarse con el fin de impulsar valores de trabajo en equipo, respeto en la victoria y respeto en la derrota o, por ejemplo, muchas oenegés utilizan el deporte para quitar jóvenes del mundo del narcotráfico y del crimen organizado.
Es loable cuando logra hacer que los deportistas y sus allegados vivan y encarnen valores y de esta forma logran ser mejores personas. Pero es importante que no adolezca de los vicios que tiene el deporte institucionalizado (como paraísos fiscales, entre otros)
“El paraguayo” del fútbol
Como todo pueblo, queremos tener una buena imagen, por eso hablamos de un paraguayo que, en nombre de todos, resume virtudes: solidaridad, empatía, amabilidad, honestidad, laboriosidad, felicidad.
“Los extranjeros se asombran con Paraguay básicamente porque es un país entre liberal y libertino: lo explico, es un país donde la cerveza es barata, donde las leyes de tránsito y de otra índole son relativas, donde la población invita al extranjero a pasarla bien, a farrear, esa es la carta de presentación que mucho se divulga.
Es un país donde se encuentra un escape de las convenciones sociales, políticas y económicas tan rígidas de otros países ¿Debemos sentirnos orgullosos por lo que ofrecemos? Puede ser, pero deberíamos también analizar sin sentimentalismos para concluirlo”, señala nuestra entrevistada.
-¿El sentimiento futbolero nos une e iguala como pueblo?
En absoluto. El corrupto seguirá siendo corrupto. El religioso, religioso. El millonario, millonario, el pobre no obtendrá más dinero. La idea de que la venida de extranjeros deja mucho dinero debe medirse por los resultados: gracias al turismo deportivo ¿hay gente que mejora económicamente?, ¿hay más inversores nacionales?, ¿más gente va a la universidad?, ¿las calles y plazas se conservan bien, atractivas?, ¿el salario promedio ha subido?
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-Siguiendo el tema de igualdad, el crecimiento del público femenino tanto en los espectáculos como en las conversaciones de fútbol se siente.
Igualdad no es gritar en el mismo sentido, usar remeras de fútbol, ir al estadio. Igualdad es tener el mismo derecho a elegir y ser electos en posiciones públicas, a acceder a puestos de confianza laboral y altos salarios, a hacer las mismas cosas (desde ejecutivas hasta mecánicas), a caminar por la calle sin temor a que nos silben o toqueteen, eso sí sería igualdad. Y es algo que estamos luchando con avances y retrocesos. Pero ser igualmente fanáticos del fútbol no es igualdad.
-Para millones el fútbol fraterniza, para otros es “un opio de los pueblos”. ¿Es un instrumento de control social?
Tengo que decir que sí. El fútbol como lo conocemos hoy día, con todo su sistema corporativo, con barras bravas enfrentándose, con chicos que mueren en las calles a la salida de un partido, es un esquema de distracción.
-”Paraguay es vencer o morir”. ¿Cuáles son los límites de la diversión en el fútbol -para no caer en un fanatismo extremo, fatal (depresión o suicidios)-?
Hay que pensar antes que sentir. Más importante que el fútbol es la familia, el autoconocimiento, la búsqueda del conocimiento lógico e intelectual, el vivir la inteligencia afectiva. Que los colores de una camiseta (sean de clubes particulares o de una selección nacional) produzcan ansiedad o depresión, debería ser profundamente meditado, porque no es normal ni debería serlo.
-”El fútbol es un ADN que llevamos en la sangre”, “El que critica el fútbol no entiende nada”, “El fútbol me da el amor que necesito”. ¿Le cuesta analizar este tema?
Sí, es difícil, porque se choca contra el sentimiento, y somos una cultura acostumbrada a considerar que lo que se siente siempre es bueno, mientras que “lo malo” es aquello que te invita a sentir menos y pensar más.
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-Una frase crítica que le guste sobre el fútbol
No tengo ninguna en particular. Solo un pensamiento, intentando explicarme ante los lectores que no gustarán de este artículo: ¿Mis consideraciones significan que me opongo frontal y de manera absoluta al fútbol? No. Significa que aspiro a que pensemos.
Significa que yo recomiendo buscar los significados más profundos más allá de todo gusto extremo por un deporte, de toda identidad hacia un club de fútbol, de todo sentimiento de pertenencia a un partido político, de toda sensación de total asimilación hacia una religión.
Si en realidad queremos hablar de nacionalismo y de ideas elevadas, el primer paso es ponernos en el lugar del otro. Y para eso, los fanatismos se deben abandonar por las buenas.