“Todos queremos dejar un buen recuerdo. Los seres humanos aspiramos a la bondad, a hacer el bien, a dar y a darnos a los demás. Pero en algún momento lo olvidamos y dejamos de ejercer esa bondad que nos hace más felices a nosotros mismos y a los demás”, señala José Luis Bimbela Pedrola.
Como prueba de esta aspiración humana a la bondad, Bimbela destaca las respuestas que le dan a Ainhoa Videgain, una psicóloga especializada en tratar a personas con cáncer, los pacientes a los que acompaña en sus últimos días de vida, cuando ella les pregunta digna y respetuosamente: “¿Cómo te gustaría que te recordaran...?”.
Todos los pacientes de Videgain le responden hablando de aspectos positivos: “Me gustaría que me recordaran como un buen padre, como un buen hijo, como amigo de mis amigos, como buen compañero de vida…”, según explica Bimbela, autor del libro ‘Bondad práctica y radical’.
Sin embargo, antes de llegar a la etapa final de nuestra existencia, en la que quizá dispongamos de tiempo para la reflexión pero tengamos un estrecho margen temporal para la acción, los seres humanos podemos hacer mucho para convertir la bondad en una práctica cotidiana, haciendo realidad la aspiración de que nuestros seres queridos nos recuerden como buenas personas.
“Podemos, si así lo decidimos, hacemos y entrenamos, recuperar nuestra maravillosa tendencia natural hacia la bondad. Podemos recuperar esa capacidad, cualidad, inclinación o habilidad de dar lo mejor de nosotros, de hacer y hacernos el bien. En la teoría y la práctica; en los días luminosos y las noches oscuras; con la intención y la acción; en cuerpo y alma”, enfatiza.
Bimbela es un profesional polifacético: es doctor Psicología y máster en Salud Pública, estudió Ciencias Económicas y Teatro, y forma parte del profesorado de la Escuela Andaluza de Salud Pública, especializado en ‘counselling’ (asesoramiento para la salud física, mental y emocional). Se define como docente y formador vocacional y ejerce como conferenciante y escritor.
Este psicólogo y orientador ha elegido cuidadosamente las tres palabras con las que titula su libro más reciente, y a las cuales considera que no hay “nada que añadir”.
Esas palabras son: “bondad” (natural inclinación a hacer el bien); “práctica” (ejercicio de cualquier arte o facultad, conforme a sus reglas); y “radical” (fundamental, de raíz).
Explica que los conceptos “práctico” y “radical” son fundamentales, para hacer el bien, ya que por ejemplo “actuar sin pensar en las consecuencias no es bondad, mientras que actuar sin reflexionar previamente, tampoco es bondadoso”.
Señala que “La ciencia, necesariamente más lenta de lo que nos gustaría, y la intuición, afortunadamente cada día más valorada, están sumando hallazgos y conclusiones esperanzadoras sobre la bondad”.
El reconocimiento de esta cualidad ha ido en aumento. Por ejemplo, desde 1998 y por iniciativa del World Kindness Movement cada 13 de noviembre, se celebra el Día Mundial de la Bondad, para reafirmar las buenas acciones en las personas y las comunidades del mundo, según Bimbela.
En este sentido, destaca que el neuropsicólogo estadounidense Richard Davidson, ha señalado que “la bondad es la base de un cerebro sano y se puede entrenar”, y que el psiquiatra español Jorge L. Tizón, ha escrito que “puede darse por probada la tendencia solidaria como básica en la humanidad, psicológica y biológicamente”.
Bimbela señala que para recuperar y ejercitar la bondad, necesitamos “vincularla con las cinco dimensiones de la salud humana: física, emocional, social, espiritual y ética”.
A continuación, sugiere 10 sencillos gestos para trabajar positivamente en dichas dimensiones y que podemos aplicar en nuestra vida cotidiana, enfocándonos en distintas áreas:
Diez gestos para ser una persona bondadosa
- Bondad con uno mismo. Al hacer tu balance, al final del día, reconoce en primer lugar todo aquello que has hecho e intentado.
- Bondad con un desconocido. Utiliza un tono de voz cordial y amable al dirigirte a esa persona que no conoces, procurando que tu lenguaje corporal sea relajado y tranquilo.
- Bondad con un amigo. Pregúntale, de tanto en tanto y llamándole por su nombre de pila: ¿en qué te puedo ayudar?
- Bondad con un familiar. Antes de hablarle, pregúntate a ti mismo cuál es el objetivo de esa pregunta que vas a hacerle; si el objetivo no es beneficioso para ese familiar, evita esa pregunta.
- Bondad con un hijo. Respeta y valida sus decisiones, opiniones, sentimientos, miedos, dudas y temores.
- Bondad con nuestra pareja. Ya acostados en la cama y tomados de la mano, cada miembro de la pareja agradecerá cinco cosas buenas que hayan ocurrido ese día.
- Bondad con un vecino. Convierte en hábito regalarle un saludo amigable, tanto de manera verbal como no verbal.
- Bondad con un animal. Como mínimo no debes dañarlo, lo cual ya implica mucho de por si.
- Bondad con la naturaleza. Reduce el consumo “de todo” en general y el de agua en particular.
- Bondad con un adversario. Elimina los “peros” de cualquier conversación con esa persona.
Bimbela sugiere además un ‘mantra’ (pensamiento, palabra, sílaba o frase que se recita como apoyo a la meditación o para invocar a algo superior) que puede facilitar la práctica de las anteriores formas de hacer el bien y promover el cambio individual y colectivo hacia la bondad.
Este ‘mantra’, que le trasladó la terapeuta Dolors Sangenís, es la palabra “Confía”. Es que para acercarnos a una bondad más sostenible, profunda, intensa y duradera, necesitamos cultivar tres clases de confianza fundamentales: “en uno/a mismo; en los/as demás; y en la vida”, concluye Bimbela.