Diversión, no estrés: cómo disfrutar al practicar deporte

Una amiga anda entusiasmada últimamente con sus progresos en el gimnasio, mientras que otra pasa tardes y tardes enteras practicando escalada. Como persona ajena a la práctica del deporte, esto puede producir algo de envidia. Pero la buena noticia es que todo el mundo puede disfrutar haciendo ejercicio. ¿Cómo es posible?

Fíjese metas posibles, y muevase.
Haber gastado mucha energía corriendo puede sentar muy bien.Christin Klose

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¿Hay personas para las que el deporte simplemente no es lo suyo? “De manera general, no se puede clasificar a nadie como ‘no deportivo’ per se”, declara Barbara Halberschmidt. Ella y su colega Lena Henning investigan en el campo de la psicología del deporte en la Universidad de Münster, en Alemania.

“Sería mejor hablar de una persona que no puede motivarse para hacer deporte o que no disfruta con el deporte. Ambos factores están estrechamente relacionados”, explica para añadir que ambos pueden verse modificados.

El profesor Jens Kleinert, de la Universidad Alemana del Deporte de Colonia (DSHS), considera comprensible que algunas personas no tengan ganas de entrenar para competiciones deportivas.

Sin embargo, añade: “El placer del movimiento y la experiencia del propio cuerpo van mucho más allá del entrenamiento deportivo. Salir a pasear, montar en bicicleta, practicar tai chi o yoga son ejemplos de cómo se puede disfrutar del cuerpo en movimiento sin hacer deporte en el sentido tradicional”.

Diversión, no estrés: ¿cómo conseguirlo?

Las personas que se consideran alérgicas al deporte pueden acercarse a una experiencia positiva del ejercicio. Esto es válido más allá del sexo, la edad o el físico que se tenga. Repensar el deporte y el ejercicio puede ayudar.

En lugar de “deporte”, el lema podría ser “autocuidado”: hago algo bueno por mí y por mi cuerpo. “Soy capaz de”, en lugar de “tengo que”.

“Experimentar el cuerpo es un motivo importante. Sentir lo que se puede conseguir, no importa el nivel, alcanzar un objetivo común o personal en grupo”, dice Jens Kleinert. Todo esto, detalla, caracteriza la alegría del deporte y el ejercicio.

Sin embargo, según el psicólogo deportivo Kleinert, el hecho de que sus amigos, su médico o su pareja le aconsejen hacer más ejercicio no es suficiente para que uno abandone su estilo de vida sedentario. Para iniciarse en el deporte, opina, uno debe animarse uno mismo.

“Eso es lo que llamamos autocompromiso. ¿Por qué quiero hacer ejercicio? ¿Qué gano con ello? ¿Qué objetivos quiero alcanzar para mí mismo?”. Preguntas como estas ayudarán a planificar el ejercicio con regularidad, argumenta el experto.

“Es importante que su cuerpo diga ‘sí’ al plan y que crea que puede conseguir lo que se ha propuesto”, añade Kleinert.

Diversión, no estrés: ¿Cómo encuentro el tipo de deporte adecuado?

“Casi todos los tipos de deporte son adecuados”, dice Jens Kleinert. “Porque todos los deportes, salvo algunas excepciones, pueden adaptarse”, justifica.

Por tanto, la primera pregunta es qué es especialmente importante para uno mismo: ¿se siente más cómodo en la naturaleza o quiere que el ambiente de un gimnasio le motive? ¿Quiere entrenar de forma lúdica o controlada? ¿En equipo o de forma independiente? ¿En fechas fijas o con flexibilidad horaria?

Ese tipo de preguntas ayudan a desarrollar un concepto inicial para hacer ejercicios. Porque hay muchas opciones: marcha, natación, vóley, baile, ciclismo.

Entonces llega el momento de probarlo. “Es aconsejable buscar en clubes y asociaciones deportivas y dejarse llevar por el instinto”, aconseja Lena Henning. “Por regla general, enseguida uno se da cuenta de si ese deporte le llama la atención y de si podría imaginarse practicándolo”.

También es útil preguntar a los deportistas que lo realizan y obtener información de primera mano sobre el equipamiento, los tiempos de entrenamiento y la intensidad. Y por supuesto: aprovechar las sesiones de prueba.

He encontrado un deporte que podría gustarme. ¿Y ahora?

No hace falta levantar 40 kilos, escalar una ruta difícil o correr un cuarto de hora sin pausa. Lena Henning nombra un truco: “No se fije objetivos demasiado altos y poco realistas, sino los llamados objetivos SMART, que están relacionados con añadir más ejercicio en su vida diaria”.

El término SMART hace referencia a las características de los objetivos. Deben ser específicos, medibles, atractivos, realistas y con un plazo determinado. En resumen: cuanto más concreto sea el plan, más probabilidades tendrá de realizarlo.

Para empezar, esto podría significar apuntarse a un curso de prueba o a una sesión de entrenamiento. “Un buen comienzo es más probable si le enseñan a hacer algo y alguien le ayuda a realizarlo”, dice Jens Kleinert. “Y lo mejor es resumir el plan de la forma más precisa posible con alguien”.

Si lo hace, habrá dado un paso decisivo hacia la rutina deportiva. “Cuando se alcanzan los primeros objetivos, se refuerza la alegría y el orgullo por lo conseguido, lo que a su vez aumenta la motivación para seguir adelante”, concluye Barbara Halberschmidt.

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