El fenómeno ‘speed watchers’ entre los jóvenes

El ‘speed watching’ o consumo de contenido audiovisual en canales digitales a una velocidad más rápida, causa furor entre los adolescentes y jóvenes hiperconectados que no quieren perderse nada ni estar fuera la conversación social en las resdes. ¿Qué efectos negativos tiene sobre estos consumidores?

Consumo digital a solas: no es recomendable. (Foto Qustodio/EFE).
Consumo digital a solas: no es recomendable. (Foto Qustodio/EFE).Pablo Gutman

Según los expertos el primer efecto negativo con este hábito es que puede mermar su capacidad de atención y comprensión.

Cada vez más jóvenes practican el “speed watching” o reproducción acelerada de vídeos, música, podcasts y mensajes, en YouTube, en servidores de contenidos como Ivoox o redes sociales como TikTok, advierten desde la plataforma Qustodio, especializada en seguridad y bienestar digital para

“Vivimos en un mundo con una oferta de entretenimiento ilimitada. Los jóvenes están sobreestimulados, no quieren perderse ningún contenido y los ritmos narrativos normales pueden parecerles excesivamente lentos, por lo que deciden acelerarlos” explica Eduardo Cruz, CEO de Qustodio.

“El problema con esta aceleración es que obstaculiza una adecuada comprensión por parte de los jóvenes y hace que su capacidad de atención sea cada vez más reducida”, señala Cruz, que recomienda controlar el tiempo que pasan conectados y animarlos a disfrutar de los contenidos digitales con calma”.

El neologismo inglés ‘speed watching’, traducible como visionado a alta velocidad o visualización acelerada, se utiliza últimamente en el ámbito digital para designar la tendencia de consumir distintos tipos de contenidos audiovisuales utilizando una velocidad de reproducción mucho mayor que la natural.

Un elevado porcentaje de quienes incurren en esta práctica, los denominados ‘speed watchers’, pertenece a una generación de jóvenes que todavía no han alcanzado la mayoría de edad.

Su consumo digital acelerado podría acelerarse aún más en el futuro, si como sospechan algunos observadores, los jóvenes tienden a consumir cada vez mas contenidos en menos tiempo, aunque todavía es demasiado pronto para saberlo, porque el fenómeno ‘speed watching’ es relativamente nuevo.

Niños hiperconectados, en todo momento y lugar. Foto Qustodio/EFE.
Niños hiperconectados, en todo momento y lugar. Foto Qustodio/EFE.

Comportamiento vertiginoso

Los ‘speed watchers’ tienen un comportamiento vertiginoso en las plataformas digitales: “consumen contenidos audiovisuales con reproducción acelerada, escuchan los mensajes de WhatsApp en 2x (doble de velocidad) y encadenan vídeos de TikTok de menos de un minuto de duración”, explican desde Qustodio, que denomina a estos jóvenes la ‘generación faster’ (más rápido) .

“El ritmo al que los jóvenes absorben contenidos audiovisuales ha aumentado durante los últimos años” señala Eduardo Cruz, director ejecutivo (CEO) de esta plataforma en línea (www.qustodio.com), especializada en seguridad digital para las familias.

“Los anuncios, las series, los videojuegos e incluso la música: todo va más rápido, pero además de este nuevo estilo narrativo los usuarios han comenzado a acelerar la velocidad de visionado o de escucha de los contenidos” según explica.

Cruz añade que “las plataformas de streaming (TV, películas, series, música, pódcast accesibles a través de un dispositivo conectado a Internet) les han dado a estos jóvenes las herramientas para practicar lo que se conoce como ‘speed watching’, aunque esta tendencia no se limita al contenido visual, sino que también incluye el auditivo.

YouTube fue una de las primeras en permitir la visualización a 1.25x, 1.5x, 1.75x, y 2x. (entre un 25 por ciento y el doble más rápido que lo normal) y actualmente otras plataformas ofrecen esta misma posibilidad, según Cruz.

Los vídeos, series y películas no son los únicos contenidos que se consumen aceleradamente, ya que “la plataforma de pódcasts, Ivoox también ha detectado la tendencia a acelerar la velocidad de reproducción de los pódcasts (emisiones de audio), apunta.

A los jóvenes que adoptan este comportamiento, se los denomina ‘podfasters’, combinación entre los términos ingleses ‘podcaster’ (seguidor o creador de pódcasts) y ‘faster’ (más rápido)”, de acuerdo a Qustodio.

Adolescente utilizando su "smartphone" a oscuras. Foto Qustodio/EFE.
Adolescente utilizando su "smartphone" a oscuras. Foto Qustodio/EFE.

Consumo digital “cada vez más rápido”

Este fenómeno también se extiende a las redes sociales (RR.SS.) que promueven la difusión de contenidos audiovisuales rápidos, como TikTok, que registra un enorme crecimiento en los últimos años y, según un informe de Qustodio, ha aumentado su tiempo de uso entre los menores a partir de 2019 pasando de 31 a 96 minutos por día en años siguientes, en el caso de España.

Los especialista de Qustodio explican que una de las causas del crecimiento de este nuevo comportamiento digital es el fenómeno FOMO (Fear of missing Out o “miedo a perderse algo”) o “la preocupación por poder perderse eventos o acciones emocionantes que están haciendo otras personas, especialmente a través de las RR.SS”, según esta plataforma.

Además, los jóvenes aficionados al ‘speed watching’ no quieren “quedarse fuera de la conversación social”, en la que los usuarios piden o consultan información sobre las experiencias de otros usuarios, y comparten sus opiniones sobre distintos temas.

Tampoco quieren permanecer ajenos a lo que se está moviendo en las RR.SS., como la última serie de TV, un video viral o una nueva tendencia, y reproducir el contenido a 1,5x o 2x, les permite entrar rápidamente en esas plataformas y expresar su opinión sobre el contenido más reciente”, puntualizan.

Otro factor que fomenta en consumo digital acelerado es la adaptación a las nuevas tecnologías. “La conversación digital tiene lugar en cualquier momento y lugar, por lo que los usuarios tienen la capacidad de manejar los tiempos narrativos en cualquier situación, manteniendo así una conexión constante con el contenido digital”, según Qustodio.

“La tendencia del ‘speed watching’ se observa principalmente en las generaciones jóvenes, menores de 18 años, que se han educado con una pantalla en la mano y han estado constantemente sobreestimulados con notificaciones, noticias, aplicaciones”, explica Cruz en una entrevista con EFE.

Grupo de niños con sus móviles al aire libre. Foto Qustodio/EFE.
Grupo de niños con sus móviles al aire libre. Foto Qustodio/EFE.

“Se trata de una generación que siempre ha tenido acceso a cualquier información, lo que les ha generado una constante necesidad de consumir contenido digital actualizado” añade.

Para Cruz, “la necesidad de acelerar el consumo digital es fruto de la hiperconexión en la que nos encontramos. Los niños y adolescentes pueden consumir contenidos a todas horas, en todas partes. Es un fenómeno que se retroalimenta constantemente”.

“Tratan de estar conectados en todo momento, lo que repercute en otros ámbitos, como su vida social o estudios, y fomentando problemas de visión y de sueño” señala.

Eduardo Cruz ofrece a los padres de aquellos jóvenes que acostumbran utilizar el ‘speed watching’, “tres recomendaciones básicas para ayudar a sus hijos a desacelerar su consumo de contenidos digitales”. Son las siguientes:.

Horario para las pantallas

“Los menores son capaces de estar seis, ocho o, incluso, diez horas conectados a las pantallas. Es importante marcarles unas pautas concretas para evitar un uso descontrolado de los dispositivos tecnológicos”, recomienda.

“El contexto ideal que fomenta la adicción tecnológica es que los menores se conecten a las pantallas solos, en su habitación y con la luz apagada. Para evitarlo, es recomendable acostumbrarlos a que se conecten en la zonas comunes del hogar y eviten las conexiones nocturnas” aconseja.

Cruz considera recomendable que la familia disfrute en común de la tecnología, para que los menores se percaten de que se puede hacer un uso social de los dispositivos, jugando a videojuegos, disfrutando de plataformas de ‘streaming’ o conociendo las nuevas tendencias en redes sociales”, según concluye.

Por Pablo Gutman para EFE.

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