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Según la preferencia, puede consistir en el buen juego para las ocasiones especiales o también en el servicio sencillo para el día a día. Por eso resulta casi sorprendente que los fabricantes que marcan tendencia destaquen justamente los nuevos juegos blancos entre sus novedades.
El plato blanco realza la comida Sin embargo, para especialistas como Christina Barton-van Dorp, presidenta de la asociación de comerciantes del sector Cultura Culinaria, este fenómeno no es ninguna sorpresa.
“Es la antítesis de otra tendencia actual, la cerámica cruda de aspecto artesanal. La porcelana blanca es la elección adecuada para el ‘fine dining’. Lo que cuenta aquí son los decorados muy discretos, y no tan de una época”, especifica.
“Fine dining” es la experiencia culinaria en restaurantes exclusivos, que entretanto muchos “cocineros aficionados” buscan ofrecer a los comensales en sus casas.
La vajilla que se adapta a esta modalidad, de diseño sobrio, centra la atención en la comida y su disposición, frecuentemente inusual. “A menudo, la porcelana blanca que está de moda en estos momentos consiste en juegos de mayor calidad y más caros”, comenta Barton-van Dorp.
Las imperfecciones como decoración
Aunque las novedades blancas sorprendan durante este año, otra tendencia en vajilla sigue dominando el mercado: platos, tazas y cuencos que parecen hechos a mano.
Lo especial es que su decoración se caracteriza por las imperfecciones. Frecuentemente, los platos no son del todo redondos y el dibujo de los adornos se encuentra torcido. A veces, las piezas dan la impresión de estar inacabadas.
Este tipo de vajilla aporta “un ambiente acogedor a la mesa”, explica Julia Dettmer, autora del libro “Tischkultur 2023″ (Cultura culinaria 2023).
“Resulta un poco más relajante tomarse el café en una taza que no sea del todo lisa y perfecta al tacto, en lugar de en una taza de porcelana sin adornos y de paredes finas”, opina.
Los juegos con esmaltes cambiantes y una gran variedad de colores son especialmente populares. Los fabricantes utilizan un truco, explica Barton-van Dorp: las piezas se cuecen a altas temperaturas en el horno, lo que resalta mucho más los colores.
“Tener colores en el hogar, eso es lo que más se ansía en estos momentos”, afirma la experta en diseño de interiores.
Una buena vajilla de domingo no pasa de moda
Por cierto: esta tendencia a las vajillas con defectos fue inicialmente un reto para los comercios, indica Barton-van Dorp, porque había que explicar a los clientes qué era un defecto real y qué era deliberado. Como presidenta de la asociación del sector en Alemania, representa a más de 4.000 tiendas especializadas en accesorios de mesa, cocina y vivienda.
Y no todos se dejan convencer por esta tendencia. “Hay clientes a los que les agrada, y otros que se sienten mejor con una porcelana completamente blanca”, señala Barton-van Dorp.
La vieja y buena vajilla blanca parece ser perenne, tanto si ya se la tiene en el armario como si aún se la quiere adquirir. La variedad es amplia, también gracias a las novedades actuales.
Dettmer recomienda incluso invertir en un “Fine Bone China”, una porcelana blanca especialmente fina y de elevado valor, producida entre otros a partir de cenizas óseas.
“Parece delicado pero es muy robusto, por lo que durará décadas”, manifiesta Dettmer. “Si se elige una vajilla en blanco puro, definitivamente tendrá un clásico en su armario que se adapta a todas las ocasiones y nunca pasa de moda”.
La tercera alternativa de moda: una vajilla oscura
Para quien busque algo distinto, actualmente también pueden encontrarse platos, tazas y boles en colores oscuros. “Hace diez años, esto era inimaginable”, comenta Barton-van Dorp.
“Pero, en los últimos años, cada vez hay más, sobre todo porcelana en verde oscuro, azul y violeta. La vajilla negra, en cambio, sigue siendo un nicho”, observa esta experta.
Al igual que la tendencia hacia los clásicos blancos, la vajilla oscura tiene en cuenta los hábitos culinarios y alimentarios actuales. Muchos platos quedan mejor sobre un fondo negro: el arroz blanco o las verduras de colores, por ejemplo.