Cargando...
En parte es timidez (rehúye las fotografías) pero también el hecho de que la moda occidental fue un tabú en su país durante largo tiempo en su juventud, sobre todo para las mujeres. Ashi se hizo un nombre en el extranjero, primero formándose en Estados Unidos, luego trabajando para Givenchy y el modisto libanés Elie Saab, para acabar en Francia.
Lea más: Malala Yousafzai: La activista que brilló en los Oscar 2023
Arabia Saudita creó en 2020 una comisión para la promoción de la moda local, y le pidió que tomara las riendas. “Hace unos meses me pidieron públicamente que hablara en Arabia Saudita por primera vez, y mucha gente vino a verme después.
Estoy logrando un reconocimiento entre la generación más joven que nunca hubiera esperado”, explica. “Le están dando becas a gente para hacer algo que estaba prohibido en mi época. Es un momento icónico”, añade.
¿Capital de la moda?
Las voces críticas con el régimen saudita creen que esa suavización de las restricciones sociales es una campaña publicitaria, destinada a ocultar las graves violaciones de los derechos humanos. Pero no hay duda de que los jóvenes creadores se benefician de esa relativa apertura, como Reem Alsabhan, de 27 años, una diseñadora que está abriéndose camino en el mercado local.
Lea más: Saint Laurent demuestra que la moda hombre también puede ser sexy
“Desde que empecé a estudiar he ido repitiendo una frase que creo totalmente, aunque sorprendía a la gente: Riad se convertirá en una de las capitales más importantes de la moda”, explicó a la AFP en su taller en la capital francesa. “Y esas señales del futuro están empezando a surgir”, asegura.
Arabia Saudita celebra ahora eventos públicos, como conciertos galas o el flamante Festival de cine del Mar Rojo en los que Alsabhan puede mostrar sus creaciones. Pero las bases de la industria fueron creadas mucho antes, asegura Burak Cakmak, jefe de la Comisión de Moda saudita.
“Muchos creadores locales han construido empresas de moda locales en los últimos 20, 30 años para el mercado interior, pero no sentían la necesidad de contar su historia fuera -o no se atrevían a hacerlo”, explica a la AFP. “Eso permitió al sistema construirse de forma controlada”, añade.
Dinero para la costura francesa
En opinión de Ashi, Arabia Saudita tiene todos los ingredientes para convertirse en un centro de la industria de la moda, a partir del momento en que el maná petrolero mantuvo a grandes firmas de la alta costura europea a flote durante décadas.
Lea más: Grammy 2023: Las mejores y peores vestidas de la alfombra roja
Arabia Saudita compra “60% o 70% de la alta costura francesa”, especialmente los vestidos de novia, explica. “La mayoría de grandes casas francesas dependen de eso pero no les gusta reconocerlo porque no quieren ser vistos como simples costureros -quieren ser una marca”, revela.
La agenda de Ashi es una mezcla de reuniones para preparar la próxima colección y visitas de clientes para los últimos retoques. La estrella del pop estadounidense Beyoncé deslumbró con una de sus creaciones en fucsia en un evento dedicado a la memoria del líder sudafricano Nelson Mandela en 2018. Ashi se reivindica como un “ciudadano del mundo” .
Y mostrando un detalle de uno de sus vestidos, explica: “El estampado fue hecho en Londres, el tejido en Italia, los bordados en India y la confección aquí en París”. “Este vestido ha tenido que viajar para existir, como me sucede a mi”, concluye.