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Para la vida cotidiana, lo más apropiado es el eau de toilette. Con una concentración de esencia de hasta el diez por ciento es más intenso que el agua de colonia, que tiene una concentración de esencia de entre el tres y el cinco por ciento. Y así, dura más sobre la piel.
Quien prefiera un aroma más intenso para una ocasión especial, debería elegir un perfume. Con una concentración de esencia de hasta un treinta por ciento, dura especialmente más tiempo sobre la piel y la fragancia muchas veces tiene “cierta profundidad”, según los expertos. Por eso, la dosis puede ser menor.
El eau de parfum, en tanto, se ubica en el medio con una concentración de esencia de entre el diez y el veinte por ciento.
En general se puede decir que en invierno se pueden utilizar variantes más intensas que en verano. En la época más cálida del año, la grasa de la piel, que nuestro cuerpo produce entonces en más cantidad, intensifica la fragancia de todas maneras.
Todas las fragancias se deberían rociar desde una distancia de unos diez centímetros. Lo ideal es hacerlo en tres partes del cuerpo cálidas y bien irrigadas, como el interior de la muñeca, el cuello o detrás de las orejas.
Por cierto, no hay que distribuir ni el perfume ni los demás tipos de productos mencionados frotando sobre la piel, porque de esa manera se dañan las moléculas aromáticas y la fragancia no se puede desplegar bien.