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¿Pero por qué en ocasiones los zapatos hacen esos ruidos? Y, sobre todo, ¿cómo los podemos evitar?
Es imposible probar antes si un modelo de zapato va a emitir sonidos. Y es que eso puede tener orígenes muy diversos, señala Liselotte Vijselaar, directora de la oficina de Prueba e Inspección de Materiales Físicos del Instituto Alemán del Calzado, en Pirmasens.
El roce y la adherencia son decisivos
El chirrido surge básicamente cuando se rozan materiales distintos. Una capa blanda sobre algo duro favorece los ruidos, por regla general, precisa Vijselaar. Si, por ejemplo, una suela blanda de goma con alta adherencia pisa contra un suelo duro, el sonido es más probable que si se camina, por ejemplo, sobre un piso laminado o una alfombra.
“Lo experimentamos, por ejemplo, en el deporte en pista cubierta. Cuando uno frena ahí abruptamente, chirría debido a la fricción extremadamente alta”, ejemplifica.
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También la humedad tiene un papel preponderante, según la experta en calzados. Un piso recién lavado o un suelo duro encerado, como linóleo, por ejemplo, chirrían más frecuentemente. Un suelo demasiado limpio también puede ser la causa, según la iniciativa germana Forum Waschen: “La completa eliminación de la suciedad grasosa o de una capa protectora del suelo puede ser causa del chirrido”.
Sin embargo, no siempre es el encuentro de zapato y suelo la causa de los sonidos. Porque, por ejemplo, no se puede decir que las suelas de goma de las zapatillas siempre chirríen sobre baldosas, apunta Vijselaar, y añade que incluso sobre la misma superficie no siempre el mismo zapato chirría. También depende de quien lo lleva y de su forma de caminar. E incluso de la posición del pie.
También puede chirriar dentro del mismo zapato
Además, las razones pueden estar en el mismo zapato. El material del que está hecho puede generar sonidos al caminar. Por ejemplo, un zapato de cuero, al principio, suele ser un poco rígido y crujir. Hay que ablandarlo usándolo.
“En el zapato mismo hay procesados diferentes materiales, que al caminar pueden rozarse”, explica Vijselaar. Si se topa algo duro con algo blando, surgen sonidos. También una plantilla mal posicionada puede ser la causa y menos frecuentemente hasta un calcetín.
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Por lo demás, el chirrido dentro del zapato se ve favorecido por la humedad, por ejemplo, de los pies sudando. Y es que a causa de ello se modifican las propiedades de la fricción, dice la ingeniera. Eso vale también cuando zapatos que en realidad no chirrían se mojan. Entonces, en su interior, aire y agua son bombeados de un lugar a otro y hacen diversos ruidos al andar.
También puede ser causante de chirrido el ajuste. Si, por ejemplo, el zapato es demasiado grande, el aire en el pequeño espacio que queda libre puede generar ruidos al andar. “Es una combinación de forma de caminar, superficie sobre la que se camina y suela”, resume Vijselaar.
¿Y se puede hacer algo en contra?
La ingeniera en procesamiento del cuero y técnica del calzado subraya que que un zapato chirríe y cuándo lo hace depende de cuestiones individuales.
También sabe qué es lo que se puede hacer para que no suceda, aunque no es mucho. Por ejemplo, desaconseja utilizar soluciones caseras como el espray para el pelo para tratar la suela. “Eso no tiene sentido. Es como rociar un neumático de un coche. Rápidamente se pierde con el roce”. Además, el material se puede manchar con el espray.
Tampoco le parece buena idea tratar las suelas nuevas de zapatillas con papel de lija. De esa manera, se daña la suela y se reduce su calidad.
Para determinar si el chirrido surge del interior del zapato, hay que observarlo bien. “A veces se ve rápidamente dónde roza. Entonces, por ejemplo, puede ayudar una plantilla”, indica Vijselaar. Si el zapato se humedeció, ayuda dejarlo una noche relleno de papel de diario para que se seque o echar dentro polvo de hornear o bicarbonato de sodio.
Usar mucho los zapatos ayuda con todos los materiales. Sobre todo en el caso del cuero, que además debería ser cuidado regularmente con cera para zapatos. Generalmente, en algún momento los chirridos y crujidos desaparecen por sí solos, según la experta. “Muchas veces solo hace falta un poco de paciencia”, acota.
Mucho más no se puede hacer contra el chirrido de los zapatos. Pero cabe destacar que no es posible sacar conclusiones sobre la calidad del material ni sobre su elaboración a partir de estos sonidos enervantes: los pueden hacer tanto zapatos caros como baratos.